¿Salir al nuevo templo ahora o ir en la mañana?
La decisión parecía sencilla, pero en realidad, ir de inmediato sería perder mi tiempo; debía esperar a que Mirai me visitara, pues tenía muchas preguntas que hacerle y aunque de no adelantarme, tendría que aguardar al día siguiente para ello, seguía siendo algo factible.
Como siempre, lo mejor fue regresar a mi habitación tras rechazar la "generosa" oferta del emperador una vez más. Podría parecer muy conveniente; en realidad, tal como dijo, los beneficios no tangibles eran muy grandes.
Un territorio dado por el emperador en persona brindaría prestigio y respeto; no cualquiera se atrevería a insultar mis templos. En cuanto a lo comercial, serían muchas las personas dispuestas a hacer negocios con nosotros o conseguir nuestro favor; un gran impulso al crecimiento de esta religión. Se trataba de una oferta sumamente tentadora para cualquier mujer, menos para ésta.
Ni siquiera necesité pensarlo, crecería por mis propios medios.
Así, cuando la reina Mirai por fin vino de visita, ya tenía las preguntas adecuadas para ella, y por supuesto que ella también tenía las suyas.
—¿Mi esposo te ofreció ser su esposa?
Asentí.
—Siempre ha sido así, ve mujeres hermosas y trata de conquistarlas con labia; si no lo logra, ofrece tesoros o posiciones que no pueden rechazar.
—En realidad me ofreció un territorio en puerto por pasar una noche con él —indiqué.
—Eso es genial, será grandioso para nuestra Diosa —contrario a lo que pensé, ella no estaba celosa ni molesta—. Valió la pena ¿cierto? Además, es muy bueno en ello... Cuando te presta algo de atención, pero tiene tantas amantes que siempre tengo que esperar mi turno.
—Hey, para tu carro —protesté—. No acepté su oferta.
—¿Qué? ¡¿Por qué?! —reaccionó con sorpresa.
—Porque no me gustan los hombres.
—Pero el poder si.
—Y veré como conseguirlo por mi cuenta, pero no pienso acostarme con cualquier sujeto —aclaré.
—Pero no es cualquier sujeto, es el emperador.
—¡¿Y a mi qué?! Además, es tu esposo ¿no te importa ofrecerlo en bandeja de plata?
—Por favor, soy la tercera esposa; estoy acostumbrada a que se acueste con otras mujeres; además, aunque me falta sexo, mientras más se distraiga con ellas, más tiempo tengo yo de moverme para servir a nuestra Diosa.
—Supongo que tienes razón, pero no me acostaré con él; mejor háblame sobre la Wyvern encerrada bajo el palacio.
—¿Cómo sabes eso? Se supone que sólo es conocimiento de los altos nobles.
—¿Recuerdas al Wyvern que ejecutaron? Él me lo dijo; hice un trato para liberarla.
—¿Estás loca? Una criatura así podría devastar la ciudad.
—Tranquila, ya tomé medidas; sólo liberará a algunos de los Wyverns más atrapados en la ciudad y morirá.
—¿Sabes lo importantes que son esas criaturas para la guerra? Tiempos oscuros vendrán si los liberas —cuestionó, obviamente preocupada.
—Y tiempos oscuros siempre son ideales para una religión; la gente desesperada comenzará a buscar dioses con los cuales refugiarse... Mientras no sea por enfermedad, eso será bueno.
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Emisaria De La Diosa Del Mal 2
FantasíaContinuación desde el episodio 74 de la historia original.