Amistad Sana

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Autor.

Hola bebés, como saben, ya terminó la votación, si les intriga el resultado sobre la orientación de Rika, sigan bajando, que lo sabrán a lo largo de este capítulo.

Disfruten.

La luz me da en la cara, parece que me excedí festejando.

No quiero abrir los ojos, quizá fue demasiado para mi primera vez.

Puedo escuchar la regadera a un lado de la habitación, alguien se está bañando, una tercera persona.

Hay un sabor raro en mi boca y siento una agradable calidez rodeandome, estos brazos me hacen sentir calmada, no quisiera despertar, ¿estará bien quedarme un poco más así? ¿Ser consentida?

Ni siquiera recuerdo su nombre o su rostro, pero, no importa, es agradable no dormir sola de vez en cuando.

Por otro lado, ¿Quién será? recuerdo a una chica de cabello hasta los hombros, sedoso y castaño, era con quien bailaba.

Sí logré llevármela a la cama... Si tan solo pudiera recordar como o lo que hicimos.

Muevo mis manos sobre una de las suyas y la pongo en mi pecho, me está abrazando desde atrás, así que empujó más mi cuerpo hacia el suyo, está bien ser infantil, ¿no?

¿Hace cuanto que no soy abrazada así?

Aún con todo, debo decir que apretar su mano contra uno de mis senos me excita un poco.

Podríamos tener una ronda para recordar lo de anoche.

Finalmente me decido a abrir mis ojos, empujo más mi cadera contra su cuerpo.

Por la sensación de su mano masajeando, me doy cuenta de que ya despertó.

—¿Te gustaría recordar lo que hicimos anoche?

Abro mis ojos con sorpresa al sentir algo duro contra mi trasero, cerca de mi vagina.

—Me encantaría, preciosa —una gruesa voz termina por obligarme a girar deprisa.

Es... ¡Es un hombre de cabello largo!

—¿Qué... Qué demonios?

Entro en shock por un momento, miro debajo de las cobijas para descubrir que ambos estamos desnudos. Sigo sin saber cómo reaccionar cuando coloca su mano sobre uno de mis glúteos y aprieta fuerte, jalandome hacia él.

Mi mente se bloquea tratando de recordar como terminé en esta situación.

Su miembro toca mi vientre.

—Te vez hermosa —él me besa y en ese momento mis ojos recuperan la cordura.

Catherine sale corriendo de la ducha por el grito que siguió.

Me encuentra a mí cubierta con las cobijas, sentada en la cama en pánico.

—No puede ser, no puede ser —me digo—. ¿Qué pasó? ¿Qué hice? ¿Cómo pasó?

El sujeto, por otro lado, se encuentra en el suelo, sujetándose la boca sangrante.

—¿Qué sucede? —pregunta Catherine con su toalla a medio poner.

—¡Me mordió! —se queja él.

—Rika, ¿qué demonios pasa? —me pregunta Catherine mientras lo auxilia.

—¡Eso es lo que quiero saber!

Ella hace algo extraño, una luz sale de sus manos y cura los labios del hombre.

Emisaria De La Diosa Del Mal 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora