Emisaria De La Diosa Del Mal 2

Sensible

Ya tarde en la noche, me encontraba nuevamente abrazando una almohada y viendo televisión mientras no podía evitar sentirme sola.

La puerta de mi departamento fue abierta despacio y Jazmín entró.

—Rika... ¿Sigues despierta? —parecía nerviosa.

—Jazmín ¿por qué me dejaste sola?

—Yo no...

—Se supone que estamos juntas en esto, pero me abandonas y sales a divertirte sin mí.

—No es lo que crees, Rika.

—¿Ah, si? Dime que creo.

—¿Qué salí a juguetear con otras personas? —preguntó algo incomoda.

—Estas de broma ¿no? Tienes el descaro de decírmelo ¿Llegamos a la tierra y te aburres de mí?

—Pero, Rika...

—Dilo, ya no quieres estar conmigo.

—Rika ¿tomaste tus medicamentos?

—No me cambies el tema.

Jazmín fue a la mesa y tomó un frasco de pastillas que dejé.

—No me ignores cuando te hablo.

—¿Te tomarías esto por mí?

—No, estoy enojada contigo —repliqué.

—Por favor.

Desvié la mirada con desprecio.

—Bueno, entonces creo que dormiré en el sillón esta noche.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Ya no quieres dormir conmigo? —entré en pánico sin ninguna razón.

—Quiero, pero si estás enojada...

—No, yo... Me enojaré más si te duermes en el sofá.

—Pero no quiero dormir contigo si estás enojada.

—No estoy enojada ¡no lo estoy!

—Tomate el medicamento entonces.

Acepté el frasco y me apresuré... Debí usar agua porque la pastilla raspaba ¿acaso fui manipulada?

—Sólo me sentía triste porque no estabas.

Ella me abrazó.

—Lo sé, se que estás pasando por una situación difícil, pero tienes que recordar que tu eres fuerte y también que debes tomar esas cosas.

—Está bien.

—Ahora ¿Qué dices si vamos a la cama y...? —dejó caer su vestido, mostrandome una sexi lencería que no cubría ninguna parte íntima debido a los huecos en ella.

No la tenía antes ¿la compro para seducirme?

—¿Enserió quieres hacerlo después de una pelea? —y eso me hizo sentir ofendida—. ¿Solo me ves como un saco de semen?

—No, ni siquiera tengo un pene.

—¿Y eso te da el derecho de verme como un objeto? Acabamos de superar una difícil crisis ¿y lo primero que quieres es cogerme?

—No, yo...

—Mejor duerme en el sofá —ordené dándome la vuelta y dirigiéndome escaleras arriba a la habitación.

—Pero Rika...

—Buenas noches —cerré la puerta de mi habitación sin dejarla decir nada.