El papá de Alexander y la mamá de Armando fueron juntos a comer a un restaurante. Mientras comían hablaban sobre sus hijos.
—Entonces, Raúl, ¿Alexander ya sabe de nosotros? —preguntó Galia.
—Me escuchó hablando contigo.
—¿Y cómo lo tomó?
—Muy mal... Mira, como te comenté anteriormente, hace aproximadamente ocho años que soy viudo. Y bueno, mi hijo aún no asimila la muerte de su mamá.
—Me imagino... Debió ser muy duro para él.
—Lo fue para ambos, él perdió una madre, y yo perdí una esposa. Él apenas tenía siete años, y a mí me tocó ser papá soltero desde entonces. Pero como yo trabajaba y trabajo mucho, me toca dejarlo. Cuando era más pequeño lo dejaba con niñeras, pero a todas Alexander ahuyentaba, nadie lo quería cuidar porque fue un niño muy difícil e inquieto. De hecho esta no es la primera vez que lo expulsan de un colegio, anteriormente ya lo han expulsado, y siempre es problemas de este tipo: molesta a sus compañeros, se pelea, se besa con sus compañeros, es grosero con los maestros, se sale de la escuela y sus calificaciones no son las mejores. También desde que entró en la adolescencia agarra por tomar y me ha llegado a casa muy borracho.
—A lo mejor y hace todo eso porque aún no asimila lo de su mamá y solo busca llamar tu atención para estar más tiempo contigo.
—Lo he pesando, pero aunque yo quisiera no puedo estar todo el tiempo con él. Estos últimos años lo único que he hecho es trabajar y vivir para él. Tal vez y lo he hecho mal, lo he consentido mucho, no le he puesto limites, pero todo lo que he hecho y hago, lo hago porque pienso que es lo mejor para él. Pero yo amo a mi hijo, él es lo más importante que tengo en la vida.
Galia le sonrió y tomó su mano. —De eso no tengo duda alguna, Raúl, eres un gran padre. Has tenido tus errores, como todos, pero nadie nos enseña a ser padres perfectos, no hay un manual para eso.
—Lo sé... —asintió—, ser padre es muy difícil. Pero bueno, que te digo a ti si tú tienes tres, ja, ja —ambos rieron.
—Sí, y a los tres los amo con toda mi alma —sonrió.
—Cuéntame más sobre ellos.
—Eduardo es el mayor, tiene 18 años y está estudiando administración de empresas. Es muy rebelde, le encantan las fiestas, los lujos y molestar a sus hermanos. Pero en el fondo es un muchacho bueno y le encanta jugar fútbol —sonrió—. La menor es Melanie, ella tiene 14 años. Es una niña muy difícil, de carácter fuerte y nunca se calla, ja, ja —rio—. Pero es inteligente, independiente y muy madura para su edad —sonrió—. Luego está Armando, él mañana cumple 16 años. Él es el del medio, pero de los tres es el más infantil, es noble, sensible, tiene unos sentimientos hermosos y nunca de los nunca me ha dado problemas.
—Pues ya me dan ganas de conocer a los tres —sonrió Raúl.
—Aún no creo que sea el momento.
—¿Por qué? ¿No crees que me acepten?
—Melanie sí, ella es muy madura, más que sus hermanos. De Eduardo y Armando tengo dudas. Eduardo está muy apegado a su padre. Y Armando, aunque es un buen niño, a él le cae mal tu hijo por todo lo que ha hecho, por eso no creo que acepte.
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Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔
Teen FictionCuatro adolescentes con diferentes vidas y diferentes personalidades van a tener que enfrentarse con su familia, con la sociedad y con el mundo entero con tal de defender su amor, y así demostrar que no están equivocados, sino enamorados. ¿Podrán lo...