Capítulo #30

292 61 2
                                    

Armando Duarte

Estaba en mi cuarto, ordenando los libros que llevaría en mi mochila a la prepa, cuando entró mi mamá.

—Buenos días, mami —dije, sin dejar de acomodar la mochila.

—Buenos días, mi amor —besó mi cabeza y me sonrió.

—Estoy ordenando mis cosas para ir a la prepa.

—Yo sé, pero antes de que te vayas, tú y yo tenemos algo pendiente de qué hablar.

Recordé lo que había pasado el día anterior en dirección.

Me puse muy nervioso —Es que en serio me tengo que ir, mami —dije nervioso.

—Aún falta mucho para que te vayas, corazón. Ven —agarró mi mano y nos sentamos en mi cama—. Ayer ya no pudimos hablar porque tuve qué salir de urgencia, pero no creas que se me olvidó, eh.

No quería hacer contacto visual con ella, así que me quedé mirando al piso, jugando con mis manos.

—Quiero que me digas todo eso que sientes, bebé, confía en mí.

—Es que... yo no quiero que me dejes de querer, mami —sin poder evitarlo, unas lágrimas salieron de mis ojos.

—Mi amor —limpió mis lágrimas—, yo soy tu mamá, y sea lo que sea que me digas, yo te seguiré amando siempre, solo confía en mí, por favor —me hablaba con mucho cariño.

Me hizo sentir seguro, así que decidí contarle todo, no sin antes tomar un poco de aire y el valor suficiente —Y-yo siempre me he sentido diferente, desde pequeño. Cuando los niños de mi edad miraban a las niñas y hablaban de ellas, yo solo miraba a los niños. Me gustaba ver como se peinaban, como se vestían, si olían bien y cosas así. Pensé que eso no era normal, así que traté de fijarme en alguna niña, pero ninguna me gustaba, ninguna lograba llamar mi atención como los niños sí. Al principio pensé que era solo una etapa de mi vida que iba a superar, pero conforme iba creciendo, cada vez me fijaba más en los niños y cada vez me llamaban menos atención las niñas. Busqué en internet si eso era normal, me apareció que había diferentes orientaciones sexuales, que había una comunidad llamada: LGBTQ+, leí sus significados y... —la miré a los ojos. Yo estaba llorando, pero ella me sonrió, limpió mis lágrimas y nuevamente me hizo sentir seguridad—, me identifiqué con la letra G... —suspiré—. Me gustan los hombres, y no, no es una etapa, no es la edad, no estoy confundido… yo soy gay, mami—lloré más fuerte, pero ella seguía ahí limpiando mis lágrimas.

—No llores, mi niño, no tienes por qué llorar. Ser gay no es algo malo, no te hace diferente, no te hace menos hombre que otros y tampoco cambia tu esencia. Solo eres un hombre que gusta de otros hombres, eso no tiene nada de malo, mi amor —acarició mi mejilla.

—¿Tú me aceptas, mami?

—Amor, tú eres mi hijo, eres mi bebé, te tuve por nueve meses en mi vientre, naciste de mí. Estuve ahí cuando diste tus primeros pasos, cuando dijiste tu primera palabra que fue mamá. Yo te amé desde el primer instante en el que te miré. El que seas gay no cambia absolutamente nada, para mí sigues siendo mi niño, ese niño que eduqué con valores, respeto y amor. Te amo, seas como seas, hagas lo que hagas, yo te amo y te seguiré amando eternamente.

Lloré, pero de felicidad.

Mi mamá, la persona que más amo en el mundo, me aceptaba, y eso era más que suficiente para ser feliz.

Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora