Josué Arango
Estaba con Armando en mi habitación, acostados en la cama, viéndonos el uno al otro.
No hay una vista más linda que su carita tierna y toda bonita; simplemente no existe algo o alguien más bello en esta tierra que mi niño bonito. Eso es algo que siempre he sabido.
—Uf, la neta que sí estás bien precioso, mi niño —dije admirándolo.
—Tú también lo estás —sonrió.—¿Mucho o nomás poquito?
—¡Mucho! Tú eres muy guapo, Josué.
—¿Muchísimo? —me levanté un poco para ver mejor sus ojitos.
—¡Muchísimo! —hizo esa vocesita que yo tanto amo.
—Tú eres muchísimo más precioso, lindo, hermoso y guapo que yo, mi niño —acaricié su carita.
—No digas mentiras, Josué —se rió.
—No es mentira, tú eres más que perfecto —me acerqué a él para besarlo, pero él volteó su cara, algo que me confundió bastante y me senté en la cama, muy decepcionado.
Desde el día que nos confesamos todo lo que sentimos por el otro, cada que me acercaba a él para besarlo, por alguna razón siempre se quitaba, bajaba la mirada o volteaba la cara.
La neta si me sentía tristeza de que siempre me rechazara.
—¿Por qué lo haces, Armando? —me levanté.
—¿Hacer qué? —igual se levantó.
—Cada que intento besarte, te alejas, y no entiendo el por qué.
Bajó la mirada y jugó con sus manitas, pero no dijo nada.
—¿No quieres besarme?
—Claro que quiero, solo que no sé cómo hacerlo porque yo… pues… yo nunca he besado a nadie.
—Pero me ibas a besar una vez, ¿por qué ahora es diferente?
—Eso fue antes de que te besaras con Alexander.
—¿Y eso qué tiene qué ver?—Antes de eso tú me contaste que no habías besado a nadie, ¿recuerdas?
—Ajá, ¿y qué con eso?
—Que Alexander fue tu primer beso.
—Si se le puede llamar beso —rodó los ojos—. Pero bueno, ¿qué tiene qué ver eso con nosotros, enano?
—Tú ya has besado, pero yo no tengo ni idea de cómo hacerlo. Me da miedo que cuando te bese no te guste y que te guste más el que te dio Alexander y así.
Eso me dio risa y ternura a la vez.
—No te rías, Josué, es en serio —puso carita triste.
—Enano, es que, ¿cómo crees una cosa así? —levanté su carita, haciendo que me mirara—. El beso de Alexander ni siquiera fue un beso real,
—Aun así él te besó antes que yo.
—Mira, enano, yo no tengo nada de experiencia besando a nadie, pero aunque lo haya besado a él o a otra persona antes de ti, a mí jamás me podría disgustar un beso tuyo porque he querido besarte desde hace mucho, así que sea como sea ese beso contigo, me va a gustar porque tú me gustas, ¿entiendes?
—¿Me lo dices en serio, Josué?
—Muy en serio, mi niño —sonreí y él sonrió también de oreja a oreja—. Así que deja de pensar tonterías, solo bésame.
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Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔
Teen FictionCuatro adolescentes con diferentes vidas y diferentes personalidades van a tener que enfrentarse con su familia, con la sociedad y con el mundo entero con tal de defender su amor, y así demostrar que no están equivocados, sino enamorados. ¿Podrán lo...