Capítulo #106

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Elena entró a su casa y fue directo a la oficina de su esposo Ramón, en donde estaba él sentado frente a su computador.

—Ramón, necesito hablar contigo —dejó su bolso en una silla.

—Estoy trabajando, pero te escucho, amor —le puso atención.

—Fui a visitar a Josué, pero ahí adentro con él estaba Armando.

—¿Quieres que les digamos al hospital que no lo dejen entrar?

—No, Ramón. De lo que quiero hablar es de lo que escuché que hablaban.

—Te escucho —asintió.

Elena se sentó en otra silla.

—Aclaré nuestras dudas, efectivamente Josué aún es novio de ese niño Armando.

El hombre hizo un gesto de molestia y puso sus codos sobre el escritorio.

—Creo que tendremos qué sacar a Josué del colegio, Elena.

—No, esa no es la solución.

—¿Entonces qué, Elena? ¿Quieres que nuestro hijo viva en pecado por estar con ese homosexual? —dijo molesto.

—Ambos sabemos que Armando no es malo, Ramón, conocemos a ese niño desde que tiene 12 años, es un niño bueno.

—No digo que Armando sea malo, pero si Josué sigue cerca de ese muchacho, se hará homosexual.

—Nuestro hijo ya es homosexual, Ramón, ¿no lo entiendes?

Ramón exhaló y se levantó de la silla.

—Se puede corregir, Elena, podemos llevarlo más seguido a la iglesia y que escuche testimonios de gente que se curó de ser homosexual. Hay que prohibirle ver a Armando. Si eso no funciona, lo cambiamos de colegio. Nos vamos de esta ciudad. No sé, pero algo se debe de hacer.

—Aunque nos vayamos al fin del mundo, nuestro hijo seguirá siendo gay y seguirá amando Armando.

—No si se lo prohibimos.

—¡El amor no se prohíbe! —se levantó—. Escuché suficiente para saber que ellos realmente se aman, Ramón.

—Es que no es normal que dos hombres sean pareja y se amen. No me digas que ya te convencieron y resulta que ya hasta los apoyas.

Elena respiró hondo y unas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.

—Nuestro hijo está sufriendo, Ramón, nuestro Josué sufre, sufre porque no lo aceptamos, porque cree que no lo queremos.

—Yo lo amo, Elena.

—Y yo también, pero él cree que no. Está enojado y triste con nosotros por todo lo que le hemos hecho. Lo corrimos de la casa, no le llamamos en su cumpleaños y no lo buscamos todos estos meses que estuvo fuera de casa, hasta hemos tratado de comprarlo para que no se aleje de nosotros, en vez de simplemente aceptarlo y aceptar a su pareja.

—Es que yo no puedo aceptar que su pareja sea un hombre, Elena, ¡eso no es normal!

—Normal o no, tenemos qué aceptar que Armando lo hace feliz. Sí, ahorita podríamos prohibirle mil cosas a Josué y llevarlo a donde queramos porque aún es menor de edad, pero solo faltan dos años para que sea mayor, y ahí sí él podrá decidir sobre él mismo, no podríamos prohibirle más nada y puede que hasta se vaya de la casa y no nos hable más por todo lo que le hemos hecho y pondríamos hacerle. Eso yo no podría soportarlo, Ramón, ¿acaso tú sí?

Ramón dio la vuelta y miró por la venta, pensando en todo lo que su esposa acababa de decir.
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Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora