Capítulo #54

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Armando habló con su mamá respecto a todo lo que sucedió en mi casa, y ella aceptó que me quedara ahí, pero en otra habitación. Mientras Dolores acomodaba el lugar donde yo dormiría, me encontraba con Armando en su recámara, sentados en su cama.

—¿No tienes miedo, gatito? —me preguntó.

Agarré su manita —Si yo estoy con mi niño bonito, no me importa nada más.

Me sonrió —Gatito, no creo que puedas quedarte aquí mucho tiempo, a mi papá no le agradará la idea.

—Lo sé, y no te preocupes, enano, ya se me ocurrirá algo.

—No es justo que dejes todo por mí, gatito.

—Yo solo quiero estar contigo, lo demás no me importa.

—Pero no quiero que pierdas tu casa, tu dinero y a tu familia.

—Mi niño bonito —acaricié su carita—, entiende que tú me importas muchísimo más que mil casas y que todo el dinero del mundo junto. Sí, amo a mis padres, lo haré siempre, pero si ellos no quieren aceptar nuestro amor, pues ni modo. Estoy muy seguro que estando con ellos, pero sin ti, estaría más infeliz que lo que estoy sin ellos. Tú eres mi felicidad, amor, y si acepté irme contigo es precisamente por eso, porque no quiero perderte nunca. Sin ti, no sé qué sería de mí.

—Te juro que en verdad valoro todo lo que hiciste y estoy muy orgulloso de tu valentía, pero es que yo te amo demasiado y me siento tan culpable por todo lo que sucedió hoy.

—Tú no tienes culpa alguna, mi amor, si yo decidí hacer todo lo que hice, fue porque quise. Así que no te culpes más, okay?

—Está bien —asintió.

Me acerqué a su boca y le di un beso. Caímos a la cama, yo arriba de él. Metió una mano por debajo de mi camisa, tocando y acariciando mi espalda. Como pudo me empujó, ahora él estaba arriba de mí. Besó mis labios por otro rato más mientras yo tomaba de sus caderas con mis manos. Todo iba bien, hasta que bajó besando mi cuello. Ahí comencé a sentir de nuevo esa sensación extraña, pero tan placentera.

—Amor, nos van a ver —dije entre jadeos.

—Nadie nunca entra a mi cuarto —dejó de besar mi cuello para decirme eso, pero enseguida volvió a besarme.

—Recuerda q-que tu familia está aquí en tu casa, amor.

Claramente, no me hacía caso a nada de lo que decía, él seguía besando mi cuello, incluso hasta por momentos pasaba su lengua, haciendo que yo gimiera silenciosamente. Me dejé llevar, cerré mis ojos y comencé a disfrutar. Metí mis manos por debajo de su camisa, acariciando su suave y delicada piel con la yema de mis dedos. Estábamos tan concentrados en lo que hacíamos, que no nos percatamos cuando la puerta se abrió, no hasta que escuchamos un grito de mujer. De inmediato bajé a Armando de arriba de mí, ambos nos levantamos y vimos a Dolores enfrente de nosotros.

—¡¡DOLORES!! ¡¿QUÉ SUCEDE?! ¡¿POR QUÉ EL GRITO?! —gritó Galia desde abajo.

Con señas y en voz baja le suplicamos a Dolores que no dijera nada.

—¡¡NO SE PREOCUPE, SEÑORA!! —gritó Dolores—. ¡¡ES QUE ME PARECIÓ VER ALGO EXTRAÑO, PERO NO ERA NADA!! —rápidamente cerró la puerta y se nos quedó viendo.

Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora