Diego Ferrer
Alexis y yo quedamos en que lo acompañaría a su casa, pero entonces se me ocurrió una gran idea.
—Oiga, señorito —le hablé—, lo invito a una cita, ahora sí como novios formales.
—¡Acepto! —dijo muy feliz y entusiasmado.
—¿A dónde quiere ir?
—Al cine. Nunca he ido a uno.
—¿Y eso?
—Mis papás nunca tenían dinero ni tiempo, y yo siempre he tenido ganas ir.
—Bueno, pues hoy yo lo voy a llevar, señorito —sonreí.
—Por primera vez voy a saber lo que es entrar a un cine —dijo emocionado—. Ver la pantalla grandota, comer palomitas, refresco, nachos y dulces, así como pasan en la películas románticas.
—Sí, señorito, yo le voy a comprar todo eso, se lo prometo.
—¡Entonces ya vámonos, Diego! —jaló de mi mano para correr, lo que me hizo reír.
—Espere, deje pido un uber —solté su mano para sacar mi celular.
—Oye, ¿te puedo hacer una pregunta, Diego?
—La que usted quiera, tomatito —respondí mientras pedía el uber.
—¿Por qué no tienes auto? O sea, no digo que sea importante que lo tengas, pero Fernando es tu primo y es menor que tú, y él ya tiene uno, y tú no tienes ni una bici, o sea.
Eso me hizo reír —Yo sí tuve auto, señorito.
—¿Y qué le pasó?
—Mi papá me regaló uno por mi cumpleaños numero dieciséis. Un día que fui a una fiesta, bebí demasiado, la verdad sí estaba muy borracho, pero así manejé y choqué contra otro auto. De milagro no le pasó nada al otro conductor, y a mí tampoco, pero su auto quedó destrozado, al igual que el mío. Para que no levantaran cargos en mi contra, mi papá pagó todos sus gastos y le dio algo extra a esa persona a la que le choqué. Desde ese entonces no he vuelto a tener otro porque mis padres me castigaron.
—¡Ay, Ferrer! ¡Cómo se te ocurre manejar en ese estado! Te pudieron hasta haber metido preso.
—Lo sé, señorito, pero ese Diego se ha ido, ya no soy ni volveré a ser ese.
—¿Por qué?
—Antes no era feliz, y emborracharme era mi mejor manera de olvidar todos mis problemas. Hoy en día ya soy muy feliz, no necesito más alcohol, ni fiestas, ni nada de eso.
—¿Y desde cuando ya eres feliz?
Lo miré y sonreí —Desde que lo conocí a usted.
Sonrió, un poco sonrojado.
—¿Diego Ferrer? —nos interrumpió alguien desde un auto—. Soy el del uber.
—Sí, soy yo —abrí la puerta trasera—. Suba usted, príncipe, que este vehículo es el que lo llevará al cine para ver una película y comer todo lo que usted quiera.
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Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔
Novela JuvenilCuatro adolescentes con diferentes vidas y diferentes personalidades van a tener que enfrentarse con su familia, con la sociedad y con el mundo entero con tal de defender su amor, y así demostrar que no están equivocados, sino enamorados. ¿Podrán lo...