Josué me había dicho que tenía que ir a casa de Armando, así que se fue, y yo me quedé solo en mi casa.
Como tenía hambre, me hice un sándwich de jamón, tomate, lechuga y queso amarillo, no le puse mayonesa ni mostaza y le quité los bordes porque no me gustan.
Me senté en el comedor a comer mi muy delicioso sándwich que yo mismo hice. Cuando estuve a nada de darle una mordida, escuché que tocaron la puerta de mi casa, así que me levanté para ir a ver quién era.
—¿Qué haces aquí, Ferrer? —pregunté molesto y cruzado de brazos.
—¿Está molesto, tomatito?
—En primera: please no me llames así. Y en segunda: una pregunta no se contesta con otra pregunta, Ferrer, o sea, eso es tipo así de pésimo gusto, la verdad.
—Solo vine para estar un rato con usted, es todo.
—Yo no quiero estar contigo, Ferrer, quiero que te vayas.
—¿Está enojado porque le dije que no vendría? —sin dejarlo entrar, entró—. Perdón, tomatito, es que mi mamá me llamó y tuve que ir a mi casa porque…
No lo dejé terminar porque comencé a reír sarcásticamente.
Él me miró con confusión, sin saber por qué yo reía —¿Qué pasa? —preguntó confundido.
—Que o sea, no sabía que tu casa era así tan híper grandísima como una plaza y que tu mamá tenía pelo chino y que se ve como un adolescente de quince años.
—¿De qué habla? —dijo confundido.
—¡¡Deja de hacerte el idiota, Ferrer!! ¡Te vi! Te vi con el pelos chinos ese del tal Daniel.
Él no decía nada, solo se me quedaba viendo atónito.
—O sea, ¿me lo vas a negar, Ferrer?
—No, porque sí estaba con él, pero ¿usted cómo sabe eso?
—Solo importa que lo sé, ¡y punto! ¿Por qué me mentiste, Diego?
—Antes de que me mandara ese mensaje, yo ya había quedado en salir con él.
—Ajá, pero eso no responde a mi pregunta, Diego.
—Pensé que si le decía que iría con él, se iba a molestar.
—¿Y por qué lo haría? O sea, tú y yo solo somos amigos, por ende puedes salir con quién te plazca.
—Pero mírese, ahorita está molesto.
—Sí, ¡porque me mentiste!
—Lo sé y lo siento.
Rodé los ojos. No le creía nada a sus disculpas —¿Y qué haces aquí? Si dijiste que no vendrías, Diego.
—Daniel me dijo que tenía cosas qué hacer, así que vine con usted.
—¡Ah! O sea que, ¡¿soy tu segunda opción?! —dije, aún más molesto.
—No, no es así, no dije eso.
—¡Sí, sí es así! Me dejaste por ir con él, pero él tiene cosas qué hacer y ahora sí vienes conmigo. ¡Que te quede que yo no soy segunda opción de nadie, Ferrer! O soy el primero, o no soy nada, así de simple.
—Es el primero, desde que lo conozco siempre lo ha sido. ¿Recuerda cuando cancelé con Claudia para ir con usted? Ese día usted fue lo primero para mí.
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Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔
Novela JuvenilCuatro adolescentes con diferentes vidas y diferentes personalidades van a tener que enfrentarse con su familia, con la sociedad y con el mundo entero con tal de defender su amor, y así demostrar que no están equivocados, sino enamorados. ¿Podrán lo...