Capítulo #57

241 46 6
                                    

Josué Arango

Estaba con Armando en el salón de clases, sentados en las mesas de nuestros pupitres.

—Y a todo esto, ¿de qué quería hablar Alexis contigo, gatito? —me preguntó Armando.

—Mas bien fui yo quien habló con él.

—¿De qué?

—De lo que pasó con mis padres.

—Ah, ¿y qué dijo?

—Que me fuera a vivir a su casa.

—¿Y tú qué le dijiste?

—Que sí.

—¿Ya no quieres quedarte en mi casa? —hizo puchero.

—Sí, pero ambos sabíamos que esto solo era temporal. No quiero tener problemas con tu papá. Suficiente tenemos con lo de mis padres.

—Pero es que irte a vivir con Alexis no me parece buena idea.

—¿Por qué no, amor? Alexis es mi amigo.

—Es que ya me gustaba la idea de que te quedaras en mi casa.

—Si fuera de elegir, créeme que elegiría quedarme en tu casa, pero no se trata de lo que yo quiera o de lo que tú quieras, sino de hacer lo más conveniente. Cuando llegue el momento, también le diremos todo a tu padre, pero mientras déjame solucionar lo de los míos, o al menos que pase un tiempo.

—Está bien, gatito, tienes razón.

—Te amo tanto, mi niño bonito —le dije, acariciando su carita.

—Y yo a ti, mi gatito bebé.

Le di un beso y me iba a separar, pero Armando me agarró de la barbilla y me plantó otro gran beso, lento y apasionado. Sin soltar ese beso, se levantó de la mesa y se metió entre mis piernas mientras me besaba de una manera que hacía erizar toda mi piel. Metió su lengua en la cavidad de mi boca y con ella buscó la mía, hasta que estas se encontraron e hicieron un suave contacto que era bastante placentero. Luego, bajó a mi cuello, dando pequeños besos que poco a poco se convirtieron en intensos besos y lamidas.

—Estamos en la prepa, eh —dije jadeante.

—Shhh… no pasa nada —dijo entre besos.

Siguió besando, lamiendo y chupando por todo mi cuello, provocando que mi respiración comenzara a agitarse cada vez más y más. Me estaba haciendo sentir raro, era una sensación que recorría por todo mi cuerpo, pero que se sentía tan bien. Aquello era tan placentero que uno que otro gemido escapó de mis labios. Como quería que él también sintiera el mismo placer que yo, bajé a su cuello para besarlo, chuparlo y lamerlo, pero con más ganas que él a mí.

—Me gustas mucho, bebé —me dijo en un tono de voz que nunca antes le había escuchado, pero que me encantó.

Seguimos así por un rato más, hasta que sentí sus manita sobre mi pierna, cada vez la estaba subiendo más y más, pero cuando estaba a punto de subir a mi entre pierna, lo detuve.

—Si subes más esa manita, no podré controlarme, mi niño.

—Por mí no te controles, gatito, pierde el control, ¡piérdelo! —volvió a besarme mientras subía más su manita.

Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora