24 de Diciembre
Armando Duarte
Era ya 24 de Diciembre, una fecha que, en lo personal, me gusta mucho. Antes papá no solía estar en estas fechas, siempre le tocaba viajar, (o eso decía). Mi mamá era la que nos compraba regalos y hacía la cena, siempre era pavo, le quedaba delicioso.
Cuando conocí a Josué, las navidades me empezaron a gustar mucho más. Él siempre me regalaba algo y hacía todo lo posible por hacerme feliz, incluso se escapa de su casa con tal de estar conmigo. Esta es la primera navidad que la pasaríamos como novios. Supongo que será mucho mejor que las anteriores, porque al fin no tengo miedo de decirle cuánto lo amo.
En la sala estaban mamá, Eduardo, Melanie, Alexis y Diego. Eduardo estaba sentado en el sillón, mientras Melanie, Alexis y Diego ayudaban a mamá a poner la mesa. Yo solo estaba viendo el pino de navidad, decorado y brillante por las luces.
—Eduardo, no te quedes ahí en el celular, ayuda a poner la mesa —lo regañó mamá.
—¿Y Armando qué? —me señaló—. Él está ahí mirando el pino de navidad como niño chiquito y nadie le dice nada.
—Sabes que tu hermano es así.
—Y yo soy holgazán y no me gusta ayudar. Aceptame cómo soy, mamá.
Mamá rodó los ojos.
—Bebé, ven a ayudarme, por favor —me dijo.
—Sí, mamá —dejé de ver el pino y fui a ayudarle.
—Has algo, Eduardo, no solo te quedes ahí —le dijo mamá.
Eduardo, enfadado, se levantó y, más a fuerzas que de ganas, nos ayudó.
El timbre de la casa comenzó a sonar, habían llegado los invitados “especiales”, (según mamá). Dolores abrió la puerta y los dejó entrar. El señor Cuellar traía consigo varias bolsas de regalos. Alexander solo llevaba una bolsa de regalo y su cara de pocos amigos.
—Feliz navidad a todos —dijo el señor Cuellar. Mi mamá y él se dieron un beso.
—Alexander, bienvenido —le dijo mamá.
Alexander no respondió, ni siquiera volteó a verla.
—Hijo, te está hablando Galia —le dijo el señor Cuellar.
—Ya la escuché, no estoy sordo —rodó los ojos.
—¡No seas grosero, Alexander!
—Ya, amor, dejalo, no lo regañes, hoy es navidad.
El señor le sonrió y le dio otro beso.
—Bueno, ya hay que sentarnos a cenar, ¿no? —sugirió Melanie.
Todos le hicimos caso y nos sentamos en las sillas. Mamá se sentó en la cabecera de la mesa. Al lado de ella, de lado derecho, se sentó el señor Raúl. Al lado de él, Alexander. Y al lado de Alexander, Eduardo. Del otro lado de la cabecera, estaba Melanie. Al lado de ella, de lado izquierdo, estaba yo. Al lado de mí, Diego. Y al lado de Diego, Alexis, quedando así al lado de mi mamá.
El timbre volvió a sonar, mientras Dolores y otra empleada nos servían la comida.
—Ese debe ser gatito —me levanté y corrió a la puerta para abrir. Efectivamente se trataba de Josué—. ¡Gatito! —lo abracé.
—Hola enano —me dio un beso y entró a la casa.
—¿No tuviste problemas con tus papás por venir?
Se acercó a mi oído.
—Me escapé —me dijo.
Yo reí.
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Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔
Novela JuvenilCuatro adolescentes con diferentes vidas y diferentes personalidades van a tener que enfrentarse con su familia, con la sociedad y con el mundo entero con tal de defender su amor, y así demostrar que no están equivocados, sino enamorados. ¿Podrán lo...