Una semana después...
No negaré que me duele el haber terminado con Josué, pero trato de disimular ante él y ante todos. Trato de hacer cosas que me gustan para no pensarlo tanto, como lo es dibujar; dibujar es mi más grande pasión, hasta me hace olvidarme de todos mis problemas.
Es imposible no pensar en Josué, ya que él y yo hemos estado juntos desde hace 4 años, y es difícil ya no estarlo, pero he entendido que no me voy a morir sin él; la vida continúa.
Mi amistad con Alexis está mejorando cada día más, acepté que él fuese parte de mi familia, y la verdad la pasamos bien juntos en la casa. No puedo decir lo mismo respecto a Alexander, ni él sobre mí, pero yo le dije a mi mamá que no me voy a meter más en su relación con el señor Cuéllar, y eso justo haré.
Desde que Josué me terminó, seguíamos juntándonos con Fernando y Alexis, así como antes. Él y yo no nos hablábamos pero estábamos todos juntos porque yo pensaba que para ellos no era justo que tomaran algún bando o algo así. Menos cuando Alexis y yo empezábamos a llevarnos mejor.
—¿Y qué ha pasado con Diego? No lo he visto desde hace varios días —dijo Josué.
—De salud está hiper bien —dijo Alexis—. Pero o sea, sigue teniendo muchas cosas borrosas y otras que no recuerda para nada. Eso como que lo frustra un poco.
—Me dijo mi tía Rebeca que hoy le dan el alta, ¿no? —preguntó Fernando.
—Sí —asintió—. Le han quitado su yeso y ya va a estar en su casa. Le juro que estoy hiper feliz por él, pero la verdad... —bajó la mirada—, extrañaré mucho esos días cuando vivíamos juntos.
—Pero piensa, friend, que tú ya tienes una casa y una familia —le recordó Josué—, y que gracias a Dios lo de Diego no pasó a mayores.
—Sí, eso es cierto —sonrió.
Mientras Josué, Fernando y Alexis hablaban, yo me quedé viendo fijamente a Josué por varios y varios segundos; me perdí en su cabello castaño y hermoso; en sus bellos ojos cafés; en sus labios gruesos que he besado tantas veces; su sonrisa tan brillante; su piel morena; su rostro tan perfecto...
¡Josué es tan guapo!
—¿Te pasa algo? —me preguntó Josué, sacándome de mis pensamientos.
—N-no —muy nervioso, bajé la mirada—, todo bien —me levanté—. Voy al baño —me fui casi corriendo.
Llegué a las jardineras y me senté en una barda.
—¡Tienes qué olvidar a Josué. Armando! —me dije a mí mismo en voz baja—. Aunque... eso sea imposible.
Escuché una voz para nada conocida, justo al lado mío.
—Hola.
Levanté mi vista para ver de quien se trataba. Era un chico alto, flaco, de piel blanca, cabello castaño claro y, muy, pero muy atractivo.
—Ho-hola... —dije algo nervioso, sin dejar de ver sus ojos.
—Eres Armando Duarte del 103, ¿verdad?
Asentí, con algo de duda.
—Mi nombre es Benjamín Castillo. Estoy en el 301, curso el 5to semestre y tengo 17 años.
—Ah, pues mucho gusto —sonreí.
—El gusto es mío —sonrió—. Tenía muchas ganas de hablarte desde hace días.
—¿Y eso por qué?
—Bueno, eres Armando Duarte, de los más populares de toda la prepa. Todos queremos conocerte.
ESTÁS LEYENDO
Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔
Novela JuvenilCuatro adolescentes con diferentes vidas y diferentes personalidades van a tener que enfrentarse con su familia, con la sociedad y con el mundo entero con tal de defender su amor, y así demostrar que no están equivocados, sino enamorados. ¿Podrán lo...