Capítulo #94

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En el resto de las clases, Armando no me dirigió la palabra. Me volteaba a ver de vez en cuando, pero luego bajaba la mirada.

En receso lo busqué, estaba en las bancas con Diego y Alexis. Le pregunté si podíamos hablar, pero solo me ignoró, se levantó y se fue. Decepcionado, me senté en el mismo lugar en el que él estaba segundos antes.

—¿Qué le pasa? —preguntó Diego.

—Tuvimos una discusión. —respondí.

—Qué raro —dijo Alexis, sonando sarcástico—. No es por mal, pero o sea, ustedes siempre discuten por cualquier cosa.

—¿Y acaso ustedes no? —los miro.

Se miraron entre ellos, luego volvieron a verme y negaron con la cabeza

—Pero si ustedes hasta viven juntos, han de discutir todo el tiempo.

—O sea sí discutimos, obvio, como cualquier pareja, pero son cosas así hiper equis. Casi siempre es porque yo me enojo con él sin razón. El problema más súper, mega grandísimo que hemos tenido, es cuando él se besó con Alexander.

—Pero ahí sí yo hice las cosas mal, había justificación de sobra para que me mandara a volar. Aún así, mi señorito precioso se portó tan, pero tan maduro, que a pesar de que yo se lo confesé, él me dejó hablar y explicarle todo, aunque no había explicación que valiera, aún así él fue muy maduro, hasta cuando me terminó lo fue.

—Sí, Diego metió la pata bien a fondo esa vez, pero de ahí en fuera, o sea, solo hemos tenido problemas así súper equis.

—La verdad discutíamos más cuando éramos amigos que ahorita.

—Eso es súper cierto —asintió.

—Pues a mí con Armando me pasa al revés, cuando éramos amigos esto no pasaba, pero cuando comenzamos a ya tener algo más, fue cuando ya vinieron todos los problemas.

—Es que, bueno, no me lo tomes a mal, friend, pero pienso yo que es porque pues o sea... Armando es así tipo muy inmaduro, cuando se molesta, en vez de hablarlo, lo evade, como ahora. Y tú eres así tipo mega explosivo, dices cosas sin antes pensarlas y cuando te enojas no quieres escucharlo. También pues ambos son así tipo demasiadísimo celosos, desde mucho antes de ser novios ya se celaban de todo. Ninguno de los dos quiere hablar, él por su inmadurez y tú porque te invade el coraje, o sea, ambos hacen las cosas súper, hiper, mega mal. En una relación tiene que haber respeto, amor, confianza, lealtad, y comunicación, si no tienen alguna de estas cosas, la relación poco a poco va cayendo, hasta que se rompe y ya no hay nada qué hacer.

A veces me sorprende la madurez de Alexis.

—Ahorita vengo —me levanté—. Buscaré a ese niño y hablaré con él, quiera o no.

—Suerte —me dijeron los dos.

Caminé por toda la prepa, pero no lo encontré. Se me ocurrió buscarlo en el salón de clases. Entré y efectivamente ahí estaba, sentado en su mesabanco y dibujando algo en su cuaderno.

—Hola amor —saludé.

—Hola —dijo sin apartar la vista de su cuaderno.

—¿Qué hace mi niño, bonito? —me senté en el banco de al lado.

—Estoy dibujando.

—¿Qué dibujas? —pregunté curioso.

—Algo muy bonito.

—¿Puedo ver?

Me da su cuaderno. Era un gato en un corazón con mi nombre y apellido. Sonreí al verlo.

Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora