Capítulo #49

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Alexis me llamó y me dijo con urgencia que fuera a verlo, que porque tenía que contarme algo importante. Yo me preocupé, ya que lo escuché muy mal, estaba hasta llorando. Así que fui lo más rápido que pude hacia allá.

En cuanto me miró, me abrazó. Su cuerpo temblaba mientras lloraba sobre mi hombro. Yo no entendía nada, pero lo abracé con fuerza, sabía que lo necesitaba. De repente cayó al suelo, llorando y con sus manos cubriendo sus ojos.

Verlo así de mal, hizo que me preocupara, por lo que me senté a su lado —Ale, ¿qué pasa?

Quitó las manos de su cara y se limpió un poco las lágrimas —Me he quedado completamente solo en el mundo, Josué —dijo llorando.

No entendí de qué hablaba o a qué se refería —¿De qué hablas, Ale?

Tomó aire, respiró profundo y trató de calmarse para poder contarme bien —Mis padres me dijeron que se irían a Nayarit, pero que regresarían en una semana. Yo quería ir, pero me dijeron que no, que porque podía perder mi beca en la prepa, así que se fueron ellos y mi hermanita.

—Pero no estás solo, Ale, tranquilo, que ellos van a regresar en una semana.

—Ese es el problema, Josué —me miró—, ya han pasado dos semanas desde que se fueron.

—Bueno, a lo mejor solo quisieron quedarse más tiempo allá, pero seguro ya no tardan en regresar.

—Yo pensaba exactamente lo mismo, hasta hoy que llamaron —agachó la cabeza—. Me dijeron que ya no volverán nunca, Josué, que se van a quedar allá, que ya no los llame, que no los busque más. Traté de llamarlos otra vez, pero me dice que el número no existe —entre más me contaba, más fuerte lloraba y más destrozado se miraba. Lo abracé, recargándolo sobre mi pecho—. Yo sé que nunca me han querido, pero jamás creí que me abandonarían, Josué. Me dejaron solo en una ciudad que apenas y conozco, sin ni un peso y siendo menor de edad, o sea, eso es... es tan...

—Cruel —terminé por él lo que iba a decir—. Neta que hay personas que no merecen ser padres.

—Por eso me preocupa mi hermanita, porque yo sé bien que ellos tampoco la quieren a ella, y yo la adoro.

—Yo sé que tú quieres mucho a tu hermanita, pero piensa que ella estará bien.

—Si me abandonaron a mí, también son capaces de abandonarla a ella.

—Pero si hubieran querido hacer eso, la hubieran abandonado aquí contigo, ¿no crees?

—Hubiera sido mejor que la dejaran conmigo, a no saber nada de ella.

—¿Y qué iba a hacer un niño de catorce años con una de bebé de dos? Un bebé necesita atención 24/7, y tú estudias, Ale.

—Por mi hermana créeme me hubiera salido de la escuela, hubiera buscado un trabajo y a alguien que la cuide.

—Alexis, en ningún trabajo contratan a alguien de catorce años, mucho menos sin la autorización de sus padres.

Rápidamente, se levantó, muy preocupado y asustado.

—¿Pasa algo? —también me levanté.

—Josué —me miró—, ¿qué haré? O sea, ya no tengo comida ni dinero, luego los pagos y todo eso —agachó la cabeza, llorando—. Te juro que nunca antes me había sentido tan solo.

Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora