Capítulo #81

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Alexis González

Josué tenía qué saber lo que decía aquella carta porque él también vivía ahí. Así que salí corriendo a buscarlo.

Lo encontré caminando y por suerte estaba solo.

—Josué, necesito hablar contigo de algún super, hiper importantísimo.

Giró para verme.

—¿Qué pasa, Ale?

—¿Te acuerdas ayer que estaba llorando y tú me abrazaste?

Josué asintió.

—Pero no querías decirme qué te pasaba.

—Pues... leí la carta

—¿Y qué pasó? ¿Qué decía?

—Los detalles te los cuento después, pero o sea, lo más hiper importantísimo de todo es que vas a tener qué buscarte otro lugar en donde vivir.

—Bueno, si es por los problemas que tuvimos antes, no te preocupes, estoy buscando en dónde quedarme, solo que no he encontrado, pero ya pronto.

—No, Josué, no se trata de eso, nada que ver. Lo que pasa es que en la carta decía que van a vender la casa, y tengo... bueno, tenemos, un mes para salirnos de ahí. Pero o sea, restando las dos semanas que me tardé en leer la carta, pues serían ya dos semanas para salirnos.

Josué se quedó sorprendido sin soltar palabra.

—Dime algo, Josue, please!

—Es que, Ale, si he estado buscando en donde quedarme, pero la cosa es que no tengo dinero para pagar una renta, y todos los departamentos y cuartos que veo están muy caros. No tengo en dónde quedarme.

—Pues sabes que yo tampoco  tengo en dónde quedarme... En verdad no sé que hacer.

—Ahora si neta estoy valiendo madre —rodó los ojos.

Llegaron Armando, Diego y Fernando.

—Gatito, aquí estás —Armando abrazó a su novio, pero se dio cuenta de que este estaba raro—. ¿Qué te pasa, bebé gatito?

—Enano, Ale me dijo algo que... —no pudo terminar lo que iba a decir porque en ese momento llegó alguien que nadie esperábamos ver ahí, el señor Raúl.

—Muchachos, buenos días a todos —saludó, pero se veía angustiado.

—Señor Raúl —sonreí amable—, qué gusto verlo.

—Hola, campeón —le sonrió—, lo mismo digo.

—¿Qué hace aquí, señor? —preguntó Armando, molesto y de brazos cruzados.

—Tranquilo, Armando, no vengo contigo o algo parecido.

—¿Entonces? No me diga que viene a pedir que le den otra oportunidad a su hijo.

—No, no, tampoco se trata de eso, pero sí tiene que ver con mi hijo —seguía angustiado.

—¿Que le sucede a Alexander? —pregunté.

—Ayer discutimos y él salió de la casa. No me pareció extraño ya que no es la primera vez que lo hace, pero siempre llega al día siguiente o en esa misma noche, pero aun es hora que no llega. Le llamo, pero no contesta. Llamé a los amigos que ha tenido de otros colegios y de nuestra colonia, pero nadie sabe nada sobre él. Solo me falta este colegio, por eso estoy aquí. ¿Alguno de ustedes sabe algo de Alexander?

Todos nos miramos entre sí.

—Si saben algo, por favor díganme, estoy muy preocupado.

—Señor, le juro que quisiera tener alguna respuesta, de verdad, pero la verdad es que no sabemos nada de Alexander —respondí.

Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora