Capítulo #121

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Diego Ferrer

Miraba todo iluminado y borroso, muchas luces y se escuchaba un ruido extraño que no supe de donde provenía. No sabía qué pasaba ni en donde estaba, para mí todo era raro, todo era extraño. Mi vista se enfocó bien; pude darme cuenta de que estaba como en una habitación, pero no era mi habitación. No miraba a nadie conocido. No estaba mi mamá, no estaba mi papá, no estaban mis primos, no estaban mis tíos, no estaba mi abuela, no estaba mi nana, no estaba nadie. Estaba solo en esa habitación tan extraña, blanca e iluminada.

Intenté moverme, pero el cuerpo me dolía tanto que no pude hacerlo, no sabía ni siquiera por qué me dolía tanto. En uno de mis brazos tenía algo blanco y muy duro, rodeando todo el brazo, y en mi otra mano tenía algo conectado a mí. Me asusté, quería gritar, pero no podía, no tenía fuerza ni para eso.

¿Qué es esto? ¿Dónde estoy? ¿Qué está pasando?

En eso una mujer joven y vestida de blanco entró a verme.

—Enfermera, vaya por el doctor del paciente —dijo esa mujer.

¿Enfermera?... ¿Doctor?...¿Paciente?...

¡Estoy en un hospital!

Me asusté tanto que intenté quitarme lo que tenía conectado a mi mano, escapar de ahí e irme con mi familia.

—Muchacho, tranquilo, te vas a lastimar —me decía la mujer, tratando de calmarme.

—¡Quiero salir de aquí! —hasta mi voz se escuchaba débil.

Entró otra persona, esta vez era un hombre con una bata blanca, supuse era el doctor.

—Diego, Diego, tranquilo —me tomó de los hombros.

—¿Q-quién es usted? —dije confundido.

—Soy el doctor Castillo, tu doctor, estás en un hospital.

Seguía asustado y desconcertado, no tenía idea qué hacía yo en un hospital.

Por orden del doctor, una de las enfermeras me puso algo en lo que tenía conectado a mí. Poco a poco sentía como eso me iba calmando y mi mente y mi cuerpo se sentían más relajados. El doctor comenzó a revisar mis ojos, mis ritmos cardíacos y me hizo unas preguntas, las que no respondí porque seguía confundido.

El doctor me dijo que estuviera tranquilo, que pasaría a mis padres y que ellos me explicarían qué pasaba.

Tardó solo unos minutos, cuando entraron el doctor y mis padres. Me tranquilicé un poco más al verlos.

—Mamá, ¿por qué estoy aquí? ¿Qué es esto? —me referí al yeso en mi brazo—. ¿Qué está pasando?

—Mi amor —tocó mi mano—, tuviste un accidente, tu auto chocó contra un camión, ¿recuerdas?

¿De qué está hablando? ¿Cuál auto?

—¿Cuál auto, mamá? —dije extrañado.

Mis padres mostraron sorpresa en mi respuesta.
 
—Diego —me habló el doctor—, ¿sabes en qué año estamos?

No recordaba en ese momento, así que negué con la cabeza.

—¿Cuál es tu nombre completo?

—Diego Ferrer Gallardo.

—¿Cómo se llama tu mamá?

—Rebeca Gallardo.

—¿Y tu padre?

—Esteban Ferrer.

—¿Tienes hermanos o hermanas?

—No, solo dos primos a los que quiero como hermanos.

Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora