Capítulo #55

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Diego Ferrer

Intenté regresarle la llamada a Alexis, pero me decía que estaba fuera de servicio. Entonces me preocupé.

—Tengo que irme —dije, agarrando mis cosas.

—Quédate, baby, esta es tu casa.

—Te he dicho que no me digas así, Verónica —rodé los ojos—. Tampoco tenías por qué contestar mi celular.

—Estaba ahí, y como tú estabas en el baño, contesté.

—Era mi novio, y al escuchar que estoy contigo y que me dijiste “baby”, debe de pensar lo peor de mí.

—¿Y si hacemos lo que él piensa, baby? Ya sabes, para revivir viejos tiempos.

—Sabes que solo vine por algo, ya que eres la única persona que a esta hora podía conseguírmelo, pero no te des falsas ilusiones, Verónica, ya no me interesas en ese sentido.

Ella solo sonrió de una manera perversa y se acercó a mí —No me importa que seas bisexual, rey —quería besarme, pero la detuve, tomándola de ambas muñecas.

—No quiero ser grosero, sabes que no me gusta ser así con una mujer, menos con una ex, pero te dije que no —la solté—. Tengo novio, Verónica

—Quien lo diría, ja, ja —se alejó, riendo—. El guapísimo de Diego Ferrer rechazando a una mujer hermosa como yo. Tu novio debe de ser muy bueno en la cama.

—Eso no es de tu incumbencia. Gracias por lo que te pedí. Adiós, Verónica.

—Si terminas o peleas con tu novio, ya sabes en dónde encontrarme.

Rodé los ojos y salí de su departamento, posteriormente del edificio. Subí a mi auto, miré que ya tenía todo listo y sonreí. Prendí el coche y empecé a conducir.

Entré a la casa de Alexis, con muchos globos, un peluche, comida y un regalo, y me dirigí a su habitación.

Mi hermoso tomatito estaba acostado y dormido en su cama, abrazando a un peluche y con la lámpara de osito prendida. Sonreí de ternura al verlo así. Sin hacer mucho ruido, dejé las cosas en el mueble y me arrodillé en el suelo para quedar a su nivel. Toqué su bella cara, me di cuenta de que estaba húmeda, me imaginé que porque había llorado. Me sentí mal al saber que lloró por mi culpa.

—Lo amo, mi amor —acaricié su mejilla—. Usted es lo mejor que me ha pasado en la vida. No quiero perderlo nunca —con delicadeza besé su frente, así fue como despertó—. ¿Cómo está el príncipe más guapo de todos? —dije sonriendo.

—¡Apestas a mujer, Ferrer! —me empujó y se sentó en la cama.

—No es cierto —me olí, pero no.

—Si vienes a decirme cómo te fue con tu nueva perra, o sea, tipo así como que me súper, híper, mega vale madre, así que puedes irte ya, o sea —dijo con esa seguridad que lo hace tan único.

—Amor, no me gusta que se refiera así de una mujer.

Torció los ojos.

—Y le aclaro que yo no estuve con nadie, señorito, no en el sentido que usted piensa.

—¡Yo te escuché, Diego! Estabas con una mujer de voz súper ronca y fea que te dijo “baby”. No lo niegues, Ferrer, ¡admítelo!

Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora