Capítulo #85

160 45 1
                                    

Josué, nuestros amigos y yo estábamos entrando al aula, cuando arriba de mi mesabanco habían unas rosas muy bonitas, un paquete grande de gomitas de ositos y una nota.

—Gatito, ¿tú me...

—No —ni me dejó terminar la pregunta—, yo no te dejé nada —dijo serio. Soltó mi mano y agarró dicha nota—. “Eres tan lindo como las rosas, pequeño, y sabes tan bien como las gomitas. Espero te guste tu regalo, tanto como a mí me encantó lo de ayer. Mario” —tiró el papel al suelo y me agarró del brazo, me miró tan enojado como nunca antes lo había hecho—. Me vas a decir quién es este pendejo, ¡¡pero ya!! —gritó.

—Yo no sé, gatito —dije nervioso—, te juro que no lo conozco.

—No me vuelvas a decir gatito, ni me vuelvas a repetir que no lo conoces. Sabe perfectamente de las gomitas que te gustan y hasta hicieron algo ayer. ¡¡Dime qué hiciste ayer con este wey y dime quién es para ir y partirle la cara!!

—Gatito, ¿q-qué haré de qué? Si ayer estuve todo el día contigo.

—Cuando me fui de aquí, tú tardaste mucho en ir a tu casa, ¡¡dime qué chingados hiciste!!

No me gusta cuando Josué grita...

—No, no hice nada, de verdad, gatito.

—Josué, ¡ya déjalo! —le gritó Diego.

—¡Tú no te metas, wey! No es la primera vez que ese tal Mario le manda estas cosas.

—Okay, pero no tienes por qué tratarlo así, deja que te explique y ya —trataba de quitar a Josué para que me soltara. Josué lo hizo, me soltó, pero seguía enojado.

—Gatito... —traté de acercarme, pero me alejó.

—Neta dime en dónde encuentro a este pendejo con el que me estás engañando, Armando —dijo enojado.

—Yo no te estoy engañando, te lo juro —traté de tocarlo, pero me quitó—. Bebé, tú sabes que te amo, jamás te engañaría con nadie —dije llorando.

—Sí, yo pensé que me amabas.

Iba a decir algo, pero entonces me llegó un mensaje al celular, lo miré porque pensé que era mi mamá, pero no. Cuando lo leí, me quedé perplejo.

“Hola, pequeño, te dejé un regalo, espero te guste. Gracias por lo de ayer. Probar el sabor de tu boca fue tan placentero y maravilloso que quisiera volver a repetirlo una y mil veces más. Mario”.

¿Cómo es qué ese desconocido sabe mi número? ¡No entiendo nada!

—¿Quién te mandó mensaje? —me preguntó Josué.

—N-nadie —iba a guardar mi celular, pero Josué me lo arremató. Traté de quitárselo, pero fue inútil, él es más alto que yo. Se mantuvo callado mientras lo leía—. Gatito, yo te puedo explicar... —traté, pero me gritó.

—¡¿CÓMO PUDISTE HACERME ESTO?! —dejó el celular en una mesa—. Yo confié en ti Armando, me enfrenté a mis padres por ti, perdí todo por ti, ¿todo para qué? ¡¡PARA QUE ME ENGAÑES CON EL PRIMER WEY QUE SE ACERCA!!

—Pero yo no hice eso —dije llorando—. ¿Cómo le puedes creer más a un mensaje de un desconocido que a mí que soy tu novio?

—No es solo el mensaje —habló Alexis.

—¿De qué hablas? —le preguntó Josué, mirándolo.

—Fer nos contó que ayer Daniel miró a Armando besándose con otro tipo, que obvio no eras tú.

Josué se aproximó a mí y me miró más de cerca.

—¿Eso es cierto? —me preguntó.

—Gatito...

Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora