Josué Arango
Mi papá estaba ayudándome a vestirme, ya que me habían dado de alta en el hospital. Mi mamá y mi hermana esperaron afuera.
—Listo, hijo —dijo mientras me ayudaba a sentarme en la silla de ruedas.
—Gracias por ayudarme, papá
—No hay de qué —me sonrió.
El doctor que me operó entró a la habitación.
—Josué, ¿listo para irte?
—Sí, más que listo, la neta.
—Aquí están los papeles del alta para que los dejen salir —se los entregó a mi papá—. Y necesito que firme aquí, señor —le dio el portapapeles. Mi papá firmó y se lo entregó—. Entonces ya pueden retirarse. Solo por favor sigan las recomendaciones que les di: reposo absoluto, Josué, no hagas esfuerzos, si quieres bañarte, cambiarte o ir al baño, pide ayuda, no hagas nada solo, recuerda que aún estás débil y la herida se puede abrir. Cualquier emergencia vienen de inmediato.
—Así sera, doctor —dijo mi papá.
—Entonces yo me retiro. Te deseo mucha suerte en tu recuperación, Josué.
—Gracias, doctor —dije.
El doctor se fue.
Mi papá agarró mis cosas y luego empujó la silla y salimos de ahí. Afuera estaban mi mama y mi hermana, quienes me abrazaron con cuidado de no lastimarme.
—¿Cómo te sientes, bebé? —me preguntó Jaqueline.
—Adolorido, pero bien —sonreí.
Jaqui acarició mi mejilla y besó mi frente.
Los 4 nos dirigimos a la salida. Mi papá mostró las hojas que le dio el médico y nos dejaron salir.
Llegamos al estacionamiento, exactamente en donde estaba el auto. Mi hermana abrió la puerta, mientras mi papá ayudaba a levantarme, pero entonces...
—¡¡JOSUÉ!!
Era la voz de mi enano, así que giré mi cabeza para verlo y, efectivamente se trataba de él. Él me sonrió y corrió a donde yo estaba.
—Pensé que ya no te alcanzaba, gatito —decía mientras respiraba agitado, al parecer había corrido.
—Yo pensé que no ibas a venir, enano.
—Se me hizo un poquito tarde, pero claro que iba a venir, por ti voy hasta al fin del mundo, gatito —sonrió.
Yo también le sonreí y agarré su manita, sin importarme la presencia de mis padres.
—Ya hay que irnos, hijo —dijo mi papá.
—Sí, tienes qué reposar, mi amor —dijo mi mamá—. Hay que seguir las indicaciones del médico.
—Pero yo quiero seguir hablando con Armando, mamá.
—Mejor hablan en la casa, ¿les parece?
—¿Me va a dejar entrar? —preguntó mi niño bonito, sorprendido.
—Claro —asintió—. Josué va a necesitar a alguien de confianza para que lo cuida, ¿y quien mejor que tú, Armando? —le sonrió.
Mi enano y yo nos miramos el uno al otro, ambos muy confundidos.
—¿Quieres venir o no, Armando?
—Si, por supuesto que sí, señora, muchas gracias —le sonrió.
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Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔
Teen FictionCuatro adolescentes con diferentes vidas y diferentes personalidades van a tener que enfrentarse con su familia, con la sociedad y con el mundo entero con tal de defender su amor, y así demostrar que no están equivocados, sino enamorados. ¿Podrán lo...