Capítulo #70

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Tenía semanas yendo al consultorio de la psicóloga Lorena Huerta, tía de Diego y madre de Fernando. Ella era una persona muy amable y gentil, y la verdad que me había estado ayudado mucho. Me hacía sentir seguro y en confianza.

Le conté de la situación que viví durante años con mis padres, de mi relación tóxica con Iván, sobre los golpes que me daba y de la veces que abusó de mí. También sobre mis miedos respecto a los hombres, a que temo a estar a oscuras, a los besos y caricias. Lo único que no le conté fue que mis padres me abandonaron, ya que pensaba que si un adulto lo sabía, me iban a mandar a uno de esos lugares a donde van los niños y adolescentes que no tienen papás.

Ella me hizo ver darme cuenta que yo no tuve la culpa de lo que me sucedió, porque sí, durante mucho tiempo me sentí culpable, sentí que si hubiera dejado a Iván a tiempo no me hubiera hecho tanto daño. Ella dijo que si yo seguí con Iván fue porque buscaba ese amor que no me dieron mis padres, y por eso, aunque yo no lo amara, yo quería que él me amara porque quería sentirme amado, y porque ese "amor" era lo único que yo conocía.

Hablé con el director y mis profesores respecto a que si podía llegar un poco tarde, ya que tenía que hacer unas cosas por las mañanas. Como mis calficaciones son excelentes y nunca falto con mis tares, me dieron el permiso. Diego también le pidió a su mamá que fuera a hablar con el direcror para que le diera permiso de llegar un poco tarde. El director no se negó porque, aunque Diego no tiene las mejores calificaciones, es hijo de la gran Doctora Gallardo. Así que Diego me llevaba y traía del consultorio de su tía.

-¿Cómo le fue hoy, mi tomatito? -me preguntó mientras me subía al auto.

-¡Excelente! La psicóloga Lorena es súper, hiper buena conmigo.

-Me alegra escuchar eso, señorito -sonrió y luego arrancó el coche-. ¿Quiere seguir yendo con ella?

-Sí, por favor.

-Está bien, tomatito, yo lo llevaré todas las veces que quiera.

-Pero Diego... a mí aún me falta muchisimo. La psicóloga dice que lo de mis miedos, debido a lo que me pasó, son normales en personas que han sufrido de abuso y, aunque los pueda superar, va a llevar tiempo para que pueda tener relaciones sexuales con alguien... ¿Tú... tú estarías dispuesto a esperarme?

-Señorito -me miró de reojo porque estaba conduciendo-, yo lo amo, por eso esperaré todo el tiempo que sea necesario.

-Pero o sea, esto no es justo para ti, o sea, tú eres mayor que yo, tienes más experiencia en todo y como hombre tienes tus necesidades, y yo pues... yo aún no puedo cumplirte en esa forma.

El semáforo se puso en rojo. Diego aprovechó para mirarme y tomar mi mano

-Desde que usted me gustó y aún no sabiendo lo que le había hecho ese imbécil, yo, por su edad y falta de experiencia en este tema, sabía que no podía llegar a más con usted. Aunque me encantaría hacer el amor con usted, no quiero robar su inocencia, tomatito. Si yo aún no supiera lo que ese idiota le hizo, yo aún así lo esperaría porque sé que aún no está listo para ir más allá conmigo.

-¿Y eso no te molesta?

-No. Ya entendí que en las relaciones de pareja no todo es sexo. No estamos casados ni tenemos 30 años, somos adolescentes aún, usted más que yo, claro -reímos-. El punto es que somos muy jóvenes para solo pensar en tener sexo todo el tiempo. Hay cosas que debemos y tenemos qué disfrutar antes de que eso llegué. Creame, tomatito, que cuando ese momento llegue, será uno de los mejores días de mi vida, pero todo a su tiempo, no hay prisa.

Tú y yo contra el mundo y contra todo (Libro #1)©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora