Sesshomaru estaba sentado en la gran sala donde se llevaba a cabo la celebración de despedida, lo rodeaban tres jefes de diferentes tribus de su región que intentaban ofrecerle recursos, sirvientes e incluso a sus propias hijas con tal de que les fuera posible tener más territorios. Él simplemente se negó y los rechazó enseguida. Según había tenido entendido de los pergaminos y tratados de Jun y Seina, esos jefes tenían territorios que rodeaban grandes comunidades humanas y que fue problemático hacer que retrocedieran para que dejaran de afectar con su miasma esos pueblos humanos. Si eso ya había quedado arreglado él no tenía interés alguno de involucrarse más. Le causarían más problemas de los que ya tenía.
Cerca de él estaba su madre Irasue conversando con otros inuyokai de la misma rama de su clan. Al otro lado de la gran habitación estaban los perros del Sur, Baretsu con sus dos hijos y su esposa. En otra parte los del Este, Murakami solo acompañado de su único hijo y finalmente, más cerca a ellos estaban los perros del Norte. Eran los que más sospechas traían a Sesshomaru. Toba, su esposa y ese sujeto, su primogénito.
Por ahora todo avanzaba como él recordaba. En el pasado su padre tenía conversaciones muy animadas con el resto de lideres y jefes que invitaba a esas reuniones. Tomaba sake con ellos y reían escandalosamente. Seina siempre acompañaba a su padre cuando se trataba de ese tipo de reuniones. A ella le gustaba estar presente cuando su padre debía tratar algo con algún demonio. Por su parte, para él siempre esas reuniones fueron tediosas y aburridas pero sabía que eran necesarias.
Seina... sesshomaru miró a su lado, en los cojines finos extendidos donde debía estar la familia del oeste. Era raro que ella no estuviera aún presente. La desconfianza que le tenía crecía cada vez más y dejó a Rin con ella... Pero Rin resultaba estar cómoda estando con Seina. Incluso esos últimos días se lo pasaba a su lado. ¿Tramaba algo acaso? Tuvo un mal presentimiento. Tal vez no era buena idea dejarla tanto tiempo al lado de esa mujer.
- ¿Deseas un poco de licor, Sesshomaru? - una voz femenina se acercó a él. Volteó levemente encontrándose con la hija del líder del clan de los tigre yokai.
- ¿Qué haces aquí Haruka? - le preguntó fríamente sin mirarla. La mujer lo vió con esperanza.
- ¿Recuerdas mi nombre? Creí que alguien de tu estatus no recordaría el nombre de una joven princesa como yo. - decía mientras se sentaba a su lado apreciando la figura del demonio.
- Recuerdo los nombre de aquellos que resultan ser demasiado molestos - dijo secamente. Haruka le sonrió torpemente.
- Sesshomaru ¿Me permites sentarme a mi también a tu lado? - una voz aún más melosa se acercó a los dos yokai. Era una mujer de cabellos rojizos espesos perteneciente a otro clan.
- Haz lo que quieras - respondió el inuyokai sin interés alguno. Como en cada reunión de ese tipo, las mujeres simplemente se le acercaban pero nunca les hacía caso. Su padre le decía que les tuviera paciencia, que la compañía femenina nunca era mala y más cuando eras soltero pero para Sesshomaru, mujeres como esas eran demasiado molestas. Además, ya no podía decir que era un demonio soltero... pero tenía que aparentarlo...
- Lárgate, yo vine primera. Yo lo atenderé. - le gruñó Haruka. La chica de cabellos rojos hizo una cara de víctima.
- Pero qué dices Haruka, si podemos compartirlo ambas. Estoy segura que disfrutaría mucho de las dos. ¿Qué opinas Mi Lord? - decía transformando su voz a un tono más seductor.
ESTÁS LEYENDO
Un año de primavera
RomanceSeis años han pasado desde que Rin y Sesshomaru se separaron para que ella pudiera elegir el camino que desee, continuar viviendo con humanos o finalmente regresar a sus viajes con el gran demonio. Sin embargo, Rin aún no ha tomado una decisión. Est...