La profecía (parte 2)

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NOTA DE LA AUTORA: Este capítulo ha sido tan difícil de editar...estaba quedando tan largo que tuve que dividirlo en una tercera parte. La parte siguiente aún la estoy terminando de editar, hay una discusión muy importante en esa parte, me quiero esmerar en ella. En serio que esta difícil pero con esfuerzo también sale hoy xd De nuevo voy a quedar 🤡 si no sale lo cual es más probable xd Es que están bien difíciles los capítulos, mucho drama me exprimen mucho las neuronas xd Voy dejando mi F por el Heika en la parte 3 :,)

Empecemos!






En el palacio del Oeste...

No pasó mucho rato desde que Seiwa dejó a Irasue en uno de los pasillos del palacio para que ella continuara su camino sola a la habitación de reuniones donde se encontraba Sesshomaru. Ahora que al fin podía centrarse en lo que él necesitaba y quería, Seiwa se dirigía a la entrada del palacio donde estaba el cuarto de los mensajeros para recibir un poco de información. El asunto de las cartas había llegado a un punto que dejaba un extraño presentimiento en él... uno malo... más allá de Kano. Era algo en su palacio... algo podría estar pasando ahí y él simplemente podría no saber nada al respecto... Confiaba ciegamente en su soldado Goro pero también era posible que su padre o madre se hayan percatado de las llegadas de esas cartas. Seiwa entrecerró los ojos desconfiado, tenía que saber más.

En su caminó, notó que el ambiente se tornaba diferente, estaba cambiando... Cada paso que daba se sentía extraño. No entendía bien porqué. Detuvo su caminar cuando pasó al lado de un balcón, volteó para ver el paisaje que se mostraba frente a él, sintió el viento llegando más fuerte de lo normal. Era frío e inquieto, reconocía el olor de la humedad y el sentido del viento caótico, miró el cielo... Se quedó viéndolo por unos segundos, era temprano pero las nubes estaban más oscuras de lo que deberían.... entendió entonces lo que pasaba, o al menos lo pasaría...

- Se acerca una tormenta... - susurró el príncipe.

- ¡Ah! - un pequeño grito de sorpresa lo hizo voltear, alcanzó a ver unos cabellos dorados y un kimono verde que desaparecieron ocultándose en la esquina próxima que él estuvo cerca de cruzar. Seiwa suspiró un poco exhausto, estaba seguro que era Mie, no solo por su cabello que era reconocible sobre muchos otros, también por su olor. Lo ha estado evitando desde hace un par de días y sabía por qué.

"Entonces no actúes como si estuvieras celosa"  recordó las palabras que casi le gritó aquella vez. No estaba de humor ese día y debió de sonar muy brusco.

- Mie... sé que eres tú, puedo olerte... - le recordó, avanzó un par de pasos acercándose a la joven yokai que se mantenía escondida. No estaba molesto con ella, solo... no le gustaba que se involucrara más de lo que debía cuando se trataba de él. Si bien la estimaba mucho y le importaba su bienestar, incluso consideraba una amiga... Mie seguía siendo una sirvienta y él un príncipe. Había límites claros que no se tenían que cruzar y ella los estaba sobrepasando, y sus sentimientos de por medio... era un gran problema...

Una pequeña mano se asomó por la esquina seguido de la tímida cabeza de Mie que salía de a poco de su escondite. Sus ojos celestes se cruzaron con los dorados del príncipe. La joven yokai se sintió avergonzada de solo verlo. Aún se sentía afectada por sus palabras de ese día y por la manera en que lo dijo porque sintió que los intentos de ella de acercarse más a él simplemente... habían terminado por disgustar al príncipe completamente. No quería eso... era doloroso pensar así. Tomó un poco más de confianza pensando en la actitud que debía tener como sirvienta y no como una chica temerosa nada servicial. Dejó de lado su escondite para mostrarse frente al príncipe desviando la mirada un poco con un gesto algo decaído.

Un año de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora