Amor difícil

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Advertencia: Capítulo largo pero lleno de información importante 🤧




Han pasado casi siete días desde que Rin dejó de tomar el brebaje morado. Su condición mejoró bastante, los dolores de cabeza casi desaparecieron por completo y no ha vuelto a sentir otro de esos bochornos en su cuerpo. Ahora ella se dirigía con Jaken a la habitación de la gran Inu Kimi, madre del Señor Sesshomaru. Llevaba en sus manos un ramo de lirios blancos. Cuando estaba en el jardín las vio y por más de un día pensó en preparar un hermoso ramo para regalárselo a la demonesa en agradecimiento. En todos esos días, sorprendentemente, Inu Kimi estuvo al tanto de su estado respondiendo cada duda que ella podía tener, no era la primera vez que la ayudaba. Lo había hecho antes la noche de la reunión y cuando el Lord del Norte le quería hacer daño a Mie. Quería agradecerle debidamente. 

- Sigo pensando que es una mala idea - opinó Jaken. Rin le frunció el ceño levemente. 

- No lo es, Señor Jaken. Aún no le he agradecido a la madre del Señor Sesshomaru por toda la ayuda que nos ha dado. - aclaró ella. Levantó el ramo de flores y sonrió levemente - Estos lirios se parecen mucho a Inu Kimi. Espero que le gusten. - decía con ilusión en la mirada. Jaken aún la miraba sin estar convencido. 

Después de un par de minutos llegaron a la puerta de la habitación de la lideresa del clan. No sabían si estaba ahí pero intentarían tocar la puerta. Rin tocó unas cuantas veces y esperó pacientemente. Jaken la miraba como si algo andara mal en la cabeza de ella. Sorpresivamente la puerta se abrió mostrando la imponente y hermosa figura de la inuyokai. Rin pudo reconocer los ojos del Señor Sesshomaru en ella, eran los mismos. Unos ojos muy hermosos. 

- ¿Se puede saber el motivo de tu presencia, niña? - cuestionó Irasue con tranquilidad - ¿Acaso tuviste otra recaída? - Rin le sonrió al creer que se estaba preocupando con ella. Negó con la cabeza. 

- No. Estoy bien. Gracias por preguntar. Yo solo vine para entregarle esto - dijo mientras le mostraba el ramo blanco con flores azules combinadas. Irasue miró con atención esas flores. ¿Acaso esa niña humana pretendía regalarle algo como eso? - Estoy muy agradecida con usted por habernos ayudado. Espero que le gusten estas flores. Me recuerdan mucho a usted. - dijo con dulzura en la voz. Irasue sonrió levemente con intenciones de burlarse. 

- ¿Crees que le puedes regalar a una mujer como yo algo tan simple como unas flores? - cuestionó. Jaken frunció el ceño renegando de la actitud presumida de la doñita. Sin embargo, a pesar de que esas palabras pudieron ser algo hirientes Rin siguió sonriéndole con mucha sinceridad. 

- No creo que las flores sean un obsequio simple... - dijo mientras bajaba la mirada hacia el ramo. - Las flores tienen un valor muy importante. Las personas guardan en ellos sus sentimientos y emociones que muchas veces no puede ser expresado con palabras... - decía mientras recordaba aquella vez que le regaló un lirio morado al Señor Sesshomaru. Levantó la mirada para ver a Inu Kimi - Estas flores significan para mi gratitud. Por favor, sería muy feliz si las aceptara - pedía con una cálida sonrisa. Irasue miró por unos cuantos segundos a Rin y luego se rindió. No entendía como esa niña era difícil de intimidar. 

- Un obsequio es un obsequio, no importa si... no son nada lujosos... - dijo intentando menospreciar el detalle de Rin. 

- Doña Sesshomaru, está siendo muy grosera - le mencionó Jaken irritado. Irasue lo miró con algo de sorpresa. 

- ¿Estabas ahí? No te vi, pequeño demonio - dijo la demonesa. Jaken refunfuñó. Irasue recibió el ramo y miró a Rin con seriedad. Para ella era una humana extraña que le parecía cada vez más interesante y curiosa. Recordar que su único hijo la tomó de la mano frente a ella como si la presentara formalmente como su esposa aún le repugnaba pero... No tanto como antes. 

Un año de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora