Grito de dolor (parte 1)

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Advertencia: Este capítulo contiene ligeros momentos +18 al final de la parte cuatro. Es un capítulo largo y marca un después en la trama. Espero que lo disfruten ❤️








A simple vista no había salida. Parecía ser el final de un acantilado pero Heika sabía muy bien que se trataba de una barrera ilusoria. Estaba a punto de cruzar esa barrera. Del otro lado se encontraban el clan de gatos leopardos. Estaba buscando a una persona en específico.

Heika, por amenazas de su dulce y amoroso padre, tuvo que seguir el rastro del supuesto hijo mitad bestia de su maligno tío Inu no Taisho. No había escuchado nunca nada sobre un hijo bastardo de su honorable tío así que empezó buscando pistas sobre los últimos paraderos de Sesshomaru que fueron en la región norte antes de que fuera encontrado. Curiosamente no encontró más que desastres en la capital humana. Información irrelevante. Pero, en su camino se cruzó con la tribu de gatos leopardos del norte, donde la princesa del clan fue una de sus novias cuando era más joven. La princesa le contó sobre sus familiares que volvieron al oeste luego de haber fallado en revivir a su líder para tomar posesión del este. Heika recordó esa disputa hace años. Inu no Taisho tuvo que ver en eso. A Murakami no le interesó nada sobre la destrucción de las comunidades humanas aunque se volvieran muy problemáticas en su región así que Touga tuvo que intervenir, además el clan que atacaba pertenecía a su región. Un dato demasiado importante que le mencionó la princesa fue aquel que mencionaba al responsable de su derrota. O mejor dicho... responsables... Los hijos de Inu no Taisho...

Si Inu no Taisho tenía otro hijo definitivamente Sesshomaru tenía una relación cercana con él. O al menos la tuvo antes de regresar al palacio.

Viajó al oeste y, después de buscar por un tiempo, logró encontrar la ubicación del clan. Ahora él estaba en frente de esa barrera, sin protección más allá de su propia fuerza y su belleza. En lo último confiaba más que en cualquier cosa. De la barrera salieron dos yokais inferiores con apariencia felina. Eran soldados del clan. Heika les sonrió amablemente.

- ¡¿Quién eres tú?! - gritó uno de ellos pero ambos lo amenazaban con espadas.

- Tranquilos, tranquilos...Déjenme presentarme... - pidió con tranquilidad el daiyokai peliplata. - Yo, soy el príncipe Heika. Primogénito del guardián de las tierras del fuego Toba del Norte. Vengo aquí a hablar con su líder. Toran. Espero que me puedan llevar a ella... - decía con una leve reverencia, mostrando siempre mucha serenidad y una sonrisa divertida.

- ¿Por qué deberíamos dejarte hablar con nuestra lider? Pareces ser un peligro... - cuestionó el otro soldado. Heika cerró los ojos con una sonrisa tranquila. Les mostró a los soldados una bolsa de tela muy fina.

- ¡Traje obsequios! - exclamó divertido. Ambos soldados ladearon un poco la cabeza algo confundidos por la actitud de esa persona.





Minutos después Heika se encontraba sentado al frente de la mujer a la que buscaba Toran, una yokai de cabellos celestes que tenía una gran habilidad con el hielo y una lanza. Ella lo miraba con desconfianza pero Heika tenía su atención en los gatos leopardos hermanos menores de la lideresa. Ellos estaban viendo lo que trajo Heika como obsequios.

- ¿Qué se supone que es esto?- preguntaba la yokai de apariencia más joven mientras mostraba a su hermana y al príncipe un bola de color rojo.

- Eso es una bola de estambre. Escuché que es muy popular entre los gatos - comentó. Toran lo miró con molestia.

- ¿Te estás burlando de nosostros? - increpó. Heika la miró algo consternado.

- ¿Es un insutlo? A tus hermanos parecen gustarles... - dijo. Y era verdad. Los hermanos menores de Toran parecían estar maravillados viendo moverse esa bola de estambre en el suelo. La yokai de cabellos celestes se palmó la frente por la actitud de sus hermanos menores. Heika solo sonrió tranquilamente. - Hermanos... - mencionó - Parece mentira pero la vida es más divertida con ellos... Yo tengo dos. Menores. Uno es un idiota y la otra... A la otra no la conozco mucho pero apuesto que también es una idiota. Aunque debo admitir que me da algo de miedo... - decía. Toran se hartó de su actitud tan relajada.

Un año de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora