Un año de primavera

Boda maravillosa

ADVERTENCIA: Capítulo largo. Tómense su tiempo para leer uu

Era temprano en la mañana, habían pasado tres días desde que Kohaku anunció que se casaría con Akiko. Desde ese momento el pueblo se había emocionado mucho con la noticia. Después de todo, Kohaku también era bastante conocido y querido en la aldea. Esa mañana Rin se encontraba en su cabaña terminando de vestirse para poder cazar el almuerzo, pensaba en cocinar pato ese día. Pero, para esos días en los que cazaba, no podía ir con sus mejores kimonos, así que usaba los más antiguos con los que se pudiera ensuciar más fácilmente. Cada kimono y yukata, hasta los obis eran un gran tesoro porque el señor Sesshomaru se los regaló, y en ese momento más que nunca esos regalos del pasado se volvieron las más valiosas joyas. 

Desde el día que fue anunciado el matrimonio de su mejor amigo, no había podido dejar de pensar en ellos dos y más en Akiko. Ella no parecía tener dudas en casarse con Kohaku, no parecía tener dudas en nada a pesar que estaba pasando por algo muy similar a lo que ella pasó en el palacio del Oeste y eso la sorprendía pero a la vez... Se sentía impotente...  Akiko tenía bastante determinación en continuar con una vida que era difícil para personas nobles. Pero ella misma parecía no tener problema con eso. Aún así... por más que quería dejar esos sentimientos de lado no podía, le hacía creer que pudo haber hecho más, que pudo... haberse quedado en el palacio pero... No fue así. Pensar esas cosas carcomían su ser por dentro hasta sentirse temerosa de sus propios pensamientos. 

- Rin... ¡Rin! - la voz de su abuela Kaede le hizo reaccionar de los pensamientos que empezaban a afectar su corazón. Rin la miró rápidamente dándose cuenta que ya había terminado de guardar los kimonos que ella dejó de lado. - Hoy estás muy distraída... - le comentó la anciana. Rin desvió un poco la mirada intentando ocultar la vergüenza que sentía por sus pensamientos. 

- Debe ser la emoción, abuela Kaede. Kohaku se va a casar después de todo... - le respondía con una voz bastante suave y calmada. Sin embargo, la anciana sacerdotisa desconfiaba de lo que Rin le decía, después de todo siempre le acompañaba un gesto pensante y nostálgico. Kaede se incorporó con un poco de dificultad. 

- No lo dudo... - decía la anciana - Kohaku y tú siempre fueron muy unidos, verlo casarse seguro te emociona a ti también pero... dime Rin...- la joven de cabellos castaños la miró expectante - ¿Recuerdas la promesa que hiciste antes de irte? - le preguntó. Rin no entendió a qué se refería ¿Promesa? No recordaba haberle prometido algo... ¿o sí?... Recuerdos del día de su partida vinieron a su mente. La abuela Kede estaba muy en contra de que se fuera a viajar con el Señor Sesshomaru así que la convenció.... diciendo que se casaría ni bien llegara... ¿A eso se refería? Por supuesto, que era eso de lo que estaban hablando. 

- ¿La promesa del matrimonio? Le dije que encontraría esposo ni bien regresara... - le respondió con una mirada algo decepcionada que Kaede no dejó pasar. Era como había supuesto. Rin aún se negaba a la idea de casarse. 

- Así es, esa promesa. Pero Rin... cuando tú me hiciste esa promesa ni siquiera querías casarte. Dime ¿Qué opinas del matrimonio ahora? ¿Te consideras preparada para casarte? - le cuestionaba, Rin suspiró. ¿Lo que pensaba del matrimonio? Era verdad que antes del viaje siempre rechazó el matrimonio pero en estos momento...

- Quiero formar mi propia familia... - le confesó a Kaede - Quiero casarme, tener hijos y amar a toda mi familia. - decía sin titubear ni dudar, algo que sorprendió a Kaede, ella solía evadir mucho el tema de cualquier matrimonio. - Pero aún así - Rin continuó hablando. - No quiero apresurarme con eso. Le prometí que buscaría esposo pero... ¿Está bien si me demoro unos años? - pedía. Kaede solo miraba a esa chica que tanto quería y que de un momento a otro parecía haber cambiado demasiado. En tan solo seis meses. A veces se preguntaba ¿Qué le pasó? ¿Qué sintió? para que cambiase no solo en su comportamiento, también en su forma de ver las cosas.