Efectos

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Advertencia: Este capítulo puede contener ligeros momentos +18





- Rin - la llamó suavemente intentando despertarla. Ella abrió los ojos lentamente. Pareció demorarse unos cuantos segundos en reconocerlo pero en cuanto lo hizo sonrió. 

- Seiwa, ya volviste - pronunció suavemente. - ¿Que tal estuvo tu viaje? - preguntó. El príncipe miró a Rin extrañado. Al ver sus ojos notó que estos estaban algo perdidos como si no se dirigiera a él por completo. 

- Fue interesante... - respondió mientras bajaba su vista a las manos de Rin que aún tenia flores en ella. Parece que estaba recogiendo unas flores pero ¿Se quedó dormida en el árbol? Tal vez solo le dio sueño. Su mirada era lo que más le preocupaba ya que sus ojos castaños seguían luciendo desorientados. Se preocupó por ella. Alzó la mano y le enseñó tres dedos a Rin. - Rin, dime, ¿Cuántos dedos ves? - preguntó. Rin hizo un gesto confundido y miró la mano del demonio con atención por unos segundos. Volvió a sonreírle a Seiwa 

- Rin ve la pata de un perrito - respondió alegremente. Seiwa miró su propia mano pálida con garras peligrosas. No sabía como tomar la respuesta que le dio Rin. La chica humana tomó la mano del demonio haciendo que él se sonrojase un poco. - ¿Podrías prestarle a Rin tu mano? - preguntó. Al sentir sus pieles chocar Seiwa sintió que la piel de Rin estaba muy caliente. No sabía si eso era normal. La miró con extrañeza. 

- Supongo... - dijo algo desconfiado. Rin estaba hablando de una manera extraña y también no actuaba con normalidad, definitivamente algo no iba bien. Además, lucía muy cansada. Rin puso la mano de Seiwa en su frente. Suspiró más tranquila. 

- Está frio... - dijo sintiendo la piel de Seiwa tranquilizar el calor y dolor en su frente. - A Rin... le duele mucho la cabeza... - confesó con un gesto de dolor en el rostro. Seiwa frunció el ceño. Rin definitivamente no se sentía bien. 

- Te llevaré a tu habitación - dijo mientras la tomaba con sus brazos y la cargaba. El rostro de Rin ahora parecía preocupado, sus ojos estaban cerrados. Seiwa comenzó a volar. 

- Espera...¿Estamos...abrazados? - preguntó, Seiwa volvió a sonrojase y sentirse nervioso. 

- Se podría decir...que sí... - respondió algo avergonzado. Rin abrió un poco los ojos. 

- Está...mal... - dijo. Seiwa la miró con atención - Rin tiene que... respetar al Señor Sesshomaru - 

Seiwa se detuvo de volar. Las palabras de Rin lo hicieron detenerse completamente. La miró como si no pudiera creer lo que oyó. 

- ¿Qué?... - casi susurró - Repite lo que dijiste, Rin ¿Rin? - pedía pero Rin parecía quedarse nuevamente dormida. Seiwa sintió una extraña sensación de temor recorrer su espalda. ¿Había escuchado bien? ¿Qué...significaba lo que dijo Rin? ¿Por qué...por qué Rin tenía que respetar a Sesshomaru? 




Mie estaba en la habitación de reuniones junto con Sesshomaru, hacía poco que llegó. Debía de actualizar la información de los seguimientos que le hizo a su señora. Se sentía tranquila de hacerlo porque no había nada que la inculpase. En todos los días que estuvo al tanto de cada paso que daba nunca la vio acercarse tanto a un hombre o simplemente cambiar su rutina acostumbrada. 

- ...Fue lo último que hizo antes de acostarse...- informó. - Como verá, my Lord. Mi señora no ha actuado de manera irregular en todo este tiempo. Me he mantenido cerca de ella en todo momento. - decía. Sesshomaru la escuchaba con atención, le dio la espalda para mirar la vista del balcón. 

Un año de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora