Una promesa

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Después de ver a Rin con Seiwa, Sesshomaru aprovechó la distracción de Seina y los demás Lores para ir a hablar con ella, pero Rin aún no estaba en su habitación. Cuando se dispuso a buscarla en los jardines fue interceptado por el Lord del Este y el Lord del Sur. Estos dos le cuestionaron más sobre cómo conoció a Rin. Sesshomaru sabía que Baretsu podía estar sospechando algo desde la vez que los encontró a los dos a punto de besarse. Y lo más probable era que le fue con la historia a los estúpidos de  Murakami y Toba. Los maldijo en su mente. Por ese día tampoco pudo ir a hablar con ella. Cada vez estaba más vigilado y después de unos días lo estará más. Tenía que encontrar la manera de hablar con ella antes que empezaran a llegar otros demonios al palacio. Todo por ese condenado evento. 

Dentro de unos días se realizaría un evento importante en el palacio del Oeste para celebrar el nuevo título de Sesshomaru. Era un evento muy especial porque es un acontecimiento que puede tardar siglos en ocurrir. Por eso, la princesa Seina, estaba muy emocionada al respecto. Ante el desinterés de Sesshomaru, la demonesa se encargó de preparar todo en el menor tiempo posible pero el interés de la inuyokai no terminaba ahí. Había otras razones más por las que ese evento resultaba tan importante. Una de esas razones tenía que con su protegida humana, pretendía presentar a Rin al público yokai para mostrar que los humanos y demonios podían convivir sin problemas. Sabía que tenía que consultarlo primero, cuando lo hizo Sesshomaru se rehusó por completo a esa idea, él no tenía intenciones de exponer a Rin frente a todos esos demonios. Sesshomaru fácilmente percibió las intenciones de Seina, sabía que tenía planes de utilizar a Rin para sus estúpidos ideales. Discutieron por ello. Pero Seina le dio un buen punto. 

"¿Qué esperas que ocurra si uno de esos demonios ve a Rin y no sabe quién es? La devorará en un segundo ¿Planeas mantenerla encerrada en su habitación por todos esos días?" 

Era lo más seguro para ella, que se quedara en su habitación todos esos días. Pero Rin era impredecible. Ella era capaz de salir sin decirle nada a nadie y querer hablar con cualquier demonio  que viese. Así que, tuvo que aceptar la propuesta de Seina. 


Pasaron un par de días, días en los que el daiyokai del Oeste tuvo que ver cómo Rin pasaba más tiempo con Seiwa en los jardines. No lo entendía. ¿Desde cuándo los dos hablaban de esa manera tan asquerosamente familiar? Pero... no podía admitir que era completamente malo, había algo que parecía ser bueno... Rin se veía menos triste que antes. Ahora parecía sonreír más seguido, no como normalmente estaba acostumbrada pero sí más que los días anteriores. 

Sin embargo, Seiwa no era alguien con quien Rin debía juntarse. Solo bastaba decirle lo que hizo con los aldeanos para que ella no quisiera saber nada de él. Solo debía explicárselo y se alejará de Seiwa completamente.

Los tres Lores finalmente se fueron para regresar a sus respectivos palacios. Sería solo por un día y una noche mientras se demoran en regresar con soldados, seguidores e invitados para empezar de una vez con el dichoso evento. Así que esa noche, al fin Sesshomaru podría ir por Rin. Seina seguía ocupada encargándose de todos los preparativos faltantes acompañada de Jun. Ella se veía muy enfocada en ese evento, mientras se mantuviera ocupada era suficiente. Y su madre... Irasue debía seguir en su habitación. 

Sesshomaru bebió un poco del brebaje morado que él también tenía, salió por el balcón de sus aposentos y llegó a las habitaciones inferiores que tenían balcón. Cambiaría pronto a Rin de ese cuarto tan cerrado que Seina le asignó pero la nueva habitación que mandó a preparar aún no estaba lista. Después de un par de minutos en tener cuidado con quien se encontraba finalmente llegó a la habitación de Rin. Pero no sintió su aroma ahí. Abrió el shoji con fuerza, en efecto. Rin no estaba en la habitación. 

Un año de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora