Recuerdos dolorosos

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"SEÑOR SESSHOMARU"


Rin lo había llamado por ayuda. Sin pensarlo voló lo más rápido que pudo para llegar a donde ella estaba. Al llegar vio esa escena, Rin siendo sujetada bruscamente por ese asqueroso humano. Con un látigo de luz atravesó no solo a ese hombre, sino también al resto de bandidos que lo rodeaban. Sesshomaru se apresuró a sujetar a Rin luego de acabar con la vida de ese imbécil. La sostuvo en sus brazos. Ella temblaba y lloraba. Tuvo a Rin entre sus brazos muchas veces pero en ese momento, cuando sus manos comenzaron a aferrarse a su ropa, sintió la fragilidad. Su fragilidad... se mantuvieron así por algunos segundos mientras todo el ruido al rededor se ensordecía. Las luces del fuego los iluminaban. Rin tenía los ojos cerrados, parecía estar realmente asustada. Sintió como ella comenzó a acurrucar su cabeza en su cuello y con sus delicadas manos apretaba su armadura. Ya en el suelo se alejó un poco de ella para ver su rostro. Tenía que asegurarse que estuviera bien. Ella abrió sus ojos encontrándose con la mirada fija de él. Esa fragilidad aún lo invadía. Sesshomaru sujeto la mejilla de Rin con delicadeza. De sus ojos castaños salieron más lágrimas, rodeó el cuello de Sesshomaru, abrazándolo. Así estuvieron por un par de minutos. 

En ese momento a Rin no le importó nada más. Estaba muy asustada, realmente lo estaba. Pero... ya no, con él... se sentía más tranquila. Después de todo él estaba con ella así que no debería temerle a nada más. Todo el escándalo al rededor pareció desaparecer, ahora solo lo podía ver y sentir a él y era lo único que quería en ese momento... 

- Rin, nos iremos ahora - le dijo el demonio. 

"Nos iremos ahora"

Esas palabras resonaron en Rin como si la hubieran hecho reaccionar de un sueño de golpe. De repente, todo el ruido al rededor regresó. Ya podía oír la bulla alrededor de ella, voces, los llantos, los gritos... Rin reconoció una voz entre todos ellos. La voz de Botan pidiendo ayuda. 

¡Takao! 

Rin volteó en dirección a donde deberían estar Botan y Takao. Ahí estaban ellos, cerca de los cadáveres de los bandidos en el suelo rodeados de sangre. Botan lloraba mientras sujetaba el cuerpo de su hermano que estaba sangrando. Rin, dejó de lado lo demás. Soltó a Sesshomaru,  él la soltó a ella al sentir que buscaba separarse de él. 

Sesshomaru observó detalladamente como, sin decir nada, Rin se alejó de él para ir a donde ese niño humano lloraba. Solo... se fue... pronto Rin llegó con el niño, no... llegó con el chico que ese niño sostenía. El daiyokai se incorporó mientras seguía viendo esa escena. 

- ¡Takao! - lloraba el pequeño Botan. Rin acercó su mano a la nariz de Takao.

- Aún respira... - le dijo al pequeño que lo sujetaba con recelo y miedo. Rin abrió sin delicadeza la ropa cubierta de sangre que cubría el cuerpo de Takao. Vio sus heridas, tenía un corte demasiado grande que cruzaba se pecho pero no se veía profundo. Suspiró aliviada.

Sesshomaru se estremeció un poco. El que Rin hiciera eso con el humano, desvestirlo de esa forma lo molestó. No podía negarlo, parecía tener confianza con ellos y eso de alguna manera lo incomodaba mucho. Pero... había algo que no dejaba de llamar la atención del demonio.

- Botan, trae vendajes y mantas. ¡Rápido! - ordenaba con firmeza al niño que se tragó sus lágrimas para hacer lo que Rin le mandaba. 

Aún separado de ella, Sesshomaru siguió observando con demasiada atención a Rin, cada movimiento o gesto que hacía. Ella seguía asustada, lo sabía porque aún estaba temblando y aún lloraba. Pero había demasiada determinación en su mirada, a pesar de su miedo iba a ayudar a ese humano sucio, escuálido, débil. Y se veía muy determinada al hacerlo. Sabía lo valiente que podía ser Rin para muchas cosas pero verla así... le pareció sorprendente. 

Un año de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora