Era más de mediodía. Sesshomaru estaba esperando junto con Jaken y el dragón de dos cabezas, Ah-Un, el llamado de Rin. Ella le pidió que acompañaran a una mujer que fue exiliada hasta la aldea de Inuyasha, después de eso volverían a su viaje.Pero tal vez no sería así.
Sesshomaru no dejó de pensar en eso en toda la noche que pasó con Rin, y aún menos en toda la mañana. Debía volver al Oeste, planeaba realmente llevarse a Rin con él... Pero después que ella le confesara sus sentimientos la noche anterior lo dudaba demasiado. Odio, disgusto por vivir en un palacio... ¿Ese tipo de vida era tan malo para Rin? No quería creerlo. Recordó lo feliz que Rin parecía viviendo en la aldea humana, incluso logró relacionarse con más humanos. Cuando la visitaba su felicidad era tanta que contagiaba...
¿Y si lo mejor para ella era quedarse en esa aldea?
No la quería lejos de él... Tampoco quería que viviera una vida en un lugar donde no era feliz... Su vida, contraria a la de él, era corta como para vivir siempre en disgusto. Sesshomaru entrecerró los ojos, Los años cortos de Rin, debían ser los más felices...
La imagen de Rin con un fino kimono, sola, en una gran y lujosa habitación llegaron a su mente. sentada, frente a una gran ventana, ella no sonreía.
¿Por qué tendría que obligarla a vivir una vida que le disgustaba solo por deseo de él?
Pero...
¿Por qué no? Después de todo... él es responsable de la vida de Rin. Su vida le pertenece solo a él... Ella debía hacer lo que él quería. Sesshomaru maldijo en voz baja. Estaba perdiendo la noción de sus pensamientos. Sentía un gran conflicto. El deseo de tener a Rin a su lado y el querer que sea siempre feliz estaban en total discordia. Dudaba, no estaba seguro de lo que tenía que hacer. Su deseo o la felicidad de ella... pero si regresaba al Oeste entonces... ya no la vería más... Odiaba sentirse de esa forma.
Mantuvo la calma y siguió esperándola. Pero, en el aire percibió una esencia conocida. Dos, para ser exactos. Los reconoció casi al instante. Era extraño que estuvieran ahí, tan lejos de donde deberían estar. Para asegurarse voló a la dirección de donde provenían esas dos esencias. Se movían lento, como si estuvieran a punto de detenerse. Iban en dirección a la capital del Norte. Después de unos segundos los encontró. Eran Kohaku y su gato demonio. Se veían exhaustos, parecía que perderían la conciencia en cualquier momento. Y así pasó. El gato volvió a su forma diminuta en pleno vuelo, Kohaku parecía estar desmayado. Los sostuvo a ambos con ambas manos evitando que cayeran. Olían a sangre de demonio. Probablemente salían de una pelea.
Los llevó hasta donde estaba Jaken y sin cuidado tiró al Kohaku inconsciente al suelo y a Kirara encima de él.
- ¡Kohaku! -exclamó Jaken cuando Sesshomaru los tiró al suelo.
- Estaban volando en dirección a la capital. Parece que salieron de una batalla con algún demonio débil. Se ven demasiado cansados. Jaken - llamó a su sirviente. - Dales agua - ordenó con severidad. Jaken le obedeció en seguida. No entendía que hacía kohaku ahí tan repentinamente. ¿Tenía que ver con esa princesa relacionada con él? Tal vez. pero no le importaba eso. Sesshomaru continuó mirando, de pie en la pequeña colina, hacia el palacio alto.
Aún esperaba al llamado de Rin pero las horas transcurrieron y ese llamado no ocurría. Nunca le especificó en qué momento sería el juicio o cuándo saldría del palacio. Solo le dijo que lo llamaría cuando todo estuviera listo. Pero llegó la noche y no había señal alguna de ella. Lo mejor era ir a verla. Sesshomaru estaba listo para partir hacia el palacio pero la tos de Kohaku lo detuvo. El exterminador y el gato habían recuperado la conciencia. Kohaku se incorporaba claramente adolorido.
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Un año de primavera
RomantiekSeis años han pasado desde que Rin y Sesshomaru se separaron para que ella pudiera elegir el camino que desee, continuar viviendo con humanos o finalmente regresar a sus viajes con el gran demonio. Sin embargo, Rin aún no ha tomado una decisión. Est...