Un beso peligroso (parte 1)

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Han pasado dos días desde que Rin habló con Sesshomaru en ese pasillo. La chica humana le había contado a Jaken cada detalle de lo que hablaron y este le dijo que no actuó mal. No podía perdonar tan fácil al Señor Sesshomaru y si esa era su decisión debía mantenerse firme a ella. Lo malo era que Rin ya no se sentía molesta y quería ver otra vez a su querido demonio, se sentía avergonzada por ese hecho. Se supone que debe ser más firme pero no podía serlo. Cuando se trataba de él flaqueaba bastante. ¿Por qué no podía tener esa seguridad en sus decisiones como las Señoritas Sango y Kagome? Que cuando sus maridos hacían algo que no les gustaba podían gritarles o permanecer sin hablarles tanto tiempo. Y ella no duraba más de dos días...

Nunca tuvo un carácter duro como el de ellas pero debería aprender a tenerlo...

Rin volteó la cabeza para ver a la daiyokai que caminaba a su lado. Ese día también acompañaba a la señorita Seina a conocer a otros demonios pero esta vez de la región Este. Los días anteriores fueron los clanes y tribus del Sur. No entendía porqué la Señorita Seina quería que la acompañara en todo momento a sus reuniones, le parecían algo pesadas y tediosas porque no entendía mucho de lo que decían. Pero, acompañar a la señorita Seina la movía constantemente y era mejor que quedarse en un mismo lugar mucho rato. Claro que... prefería mucho más pasar más tiempo en el jardín, era más reconfortante estar ahí que en su habitación tan cerrada. 

Menos cansado y asfixiante... 

Rin levantó al mirada al techo del pasadizo. Incluso ahí tenían finos tapices, era realmente un palacio majestuoso. Además... no podía quejarse, la princesa se había encargado de atenderla tan bien desde que llegó al palacio... como si se preocupara verdaderamente de su bienestar. Rin miró a la demonesa que caminaba a su lado. Por todos esos días acompañándola y escuchándola, ella parecía tener un carácter muy fuerte. No podía preguntarle directamente qué debería hacer con el Señor Sesshomaru por obvias razones pero al menos... Podría preguntarle unas cosas...

- Señorita Seina.... ¿Puedo hacerle una pregunta? - pidió. Seina dejó su abanico para prestarle atención a Rin.

- Por supuesto - le sonrió -  ¿Qué pregunta? -  Rin se puso un poco nerviosa y empezó a formularla con cuidado.

- Si usted sale con alguien...-

- ¿Salir a dónde? -

- No no, no en ese sentido... En el sentido de ser pareja... -

- Ah... eso - Seina pareció entender más a dónde quería ir Rin.

- Sí, si usted sale con alguien y esta persona hace algo que no le gusta. Y sabía muy bien eso... ¿Cuánto tiempo usted estaría molesta con esa persona? - le preguntó casi con un tono de suplica esperando una respuesta que la ayude. Seina se puso a pensar.

- Depende... de la magnitud de lo que hizo. Si es muy grave... cinco años - respondió con firmeza. Rin se quedó perpleja por la respuesta.

- ¿Cinco años...? -

- ¡Por supuesto! es más... es muy poco. Es un idiota si sabía muy bien que eso me molesta y aún así lo hace. ¿Quién se cree? - renegaba Seina. - Por eso Rin, cuando encuentres un marido asegúrate que no sea un insensible.-

- Entiendo... - decía con pesar. Sintió que no obtuvo la ayuda que necesitaba.

Mientras las dos seguían caminando, frente a ella se cruzaron tres mujeres yokai muy lindas que salían de una habitación. La que iba al medio de las tres era la más hermosa. Cabellos negros largos y franjas en su piel bronceada, era casi tan alta como la señorita Seina y llevaba una ligera armadura. Por sus ropas Rin entendió que era más que una soldado. 

Un año de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora