La princesa Akiko

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Rin extendió una gran manta en el suelo, sobre la gran cantidad de pétalos de cerezos caídos. Dejó algunas comidas que consiguió en las aldeas que visitó anteriormente sobre la manta y pidió a Jaken y a Sesshomaru sentarse con ella. 

- Hoy... ¡Tendremos un picnic! - exclamó Rin con emoción. 

- ¿Un qué...? - cuestionó Sesshomaru con seriedad. La joven humana de cabellos castaños se alegró por la pregunta.

- Un picnic. Me lo enseñó Kagome hace un par de años. Es cuando vas a un lugar bonito al aire libre a comer con personas que te agradan. - explicaba. - Dice que de donde viene ella, hacer esto es muy común y divertido. - contaba con emoción. Desde que comenzaron su viaje, hacer un picnic fue una idea que tuvo muchas ganas de hacer. Sesshomaru lucía un poco incomodo. 

- Rin, ya te dije que aborrezco la comida de los humanos. - 

- Sí, lo sé. Por eso para usted traje... ¡Té! - dijo mostrando el bambú donde llevaba su agua normalmente. Realmente estaba muy emocionada, pensó en todo. Sesshomaru no se lo esperaba, no estaba seguro de cómo actuar. - ...también le traje rica hierba a Ah-Un. - comentó sonriéndole al dragón de dos cabezas de pie a un lado de ellos que esperaba la señal de Rin para que pudiese empezar a comer. - ¡Listo! ahora podemos empezar a... ¡Señor Jaken! - Rin se molestó al notar que parte de la comida desapareció. Jaken estaba con la boca llena, se había acabado las bolas de arroz sin esperarlos. Rin le frunció el ceño - Se supone que debíamos empezar juntos - regañaba. 

- Lo hubieras dicho al principio Rin. - se excusaba el pequeño demonio sapo. Ah-Un soltó un pequeño rugido de molestia. Ellos sí se esperaron para comer su pasto a diferencia de Jaken. El dragón se acercó atrapando a Jaken con una de sus - ¡Ahh suéltenme! ¡Amo Sesshomaru ayúdeme! -

- Eso merece por no esperarnos Señor Jaken. - se quejaba Rin. 

Sesshomaru tenía el bambú de Rin en sus manos aún replanteándose porqué seguía ahí con ellos. Aprovechó la distracción del resto para dejarlo de lado. Se mantuvo sereno, se quedaría solo porque Rin se vio emocionada. Eso quizo hacer pero... la sensación de alerta llegó a todos sus sentidos. El aullido de un perro demonio que lo llamaba se hizo presente. Esos aullidos solo lo podía oír él y lo reconocía bien. Eran los llamados de Irasue. Sesshomaru se extrañó al instante, tampoco sintió algo bueno. ¿Por qué de repente su madre lo llamaba? Se puso de pie, su movimiento llamó la atención de los demás, aún más de Rin. Buscando, vio a las montañas, la figura de un perro blanco gigante se dirigía a ellas. La apariencia de ese can era sencillo de reconocer. Al parecer su madre lo había encontrado... 

- Rin, Jaken - Los llamó. Ah-Un escupieron a Jaken al suelo. 

- ¿Si amito? - contestó el yokai verde recuperándose del suelo. Rin miró con cierta angustia a Sesshomaru. 

- Me iré por poco tiempo. - avisó. Escuchar eso no le gustó en lo absoluto a Rin. La mirada del daiyokai seguía siendo dura, como si algo malo los rodeara. Eso comenzó a preocuparla. pronto la mirada fría de Sesshomaru se dirigió a Rin y a Jaken. Los dos temblaron un poco por su fiera mirada encima - Asegúrense de no se meterse en problemas mientras no estoy. - ordenó.

- ¿Ocurre algo malo? - preguntó Rin, la preocupación en su voz y rostro era notoria, pero no solo era eso. 

- No, solo no  hagan nada estúpido. - después de decir esto Sesshomaru voló en dirección a las montañas. Se fue demasiado rápido, Rin se sintió desilusionada. Realmente quiso tener un picnic con el Señor Sesshomaru. Esperaba pasar con todos una linda tarde...

Un año de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora