Amor imposible (parte 2)

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Capítulo largo tómense su tiempo de leer. Tengo que admitir que esta parte fue demasiado difícil de escribir por muchas razones :(






Había anochecido hace poco, Heika volaba por las montañas de la región sur. La molestosa reunión que tuvo con los Lores y sus hijos al fin había terminado. Era preocupante. Ahora no solo los Lores sabían de Yukiji... Tadateru y Keigo también. Podía confiar en que su padre y el resto de reprimidos no le harían daño a Yukiji y su familia solo para continuar utilizándolo a su antojo pero... No tenía idea de lo que podrían hacer Keigo o Tadateru, mucho más el hijo de Baretsu. Era un completo enfermo, su hermana menor era igual que él.

Tenía que tener mucho más cuidado. La situación se volvía más y más problemática. Empezaba a sentirse cansado y disgustado todo el día. Y además de eso... aún tenía que asegurarse que no encontraran a ese mitad bestia. El hijo de su tío Tōga.

Heika se adentró más a los bosques, tenía un gesto cansado en el rostro. ¿Qué podía hacer? ¿Matar a su padre? Tendría que enfrentarse a los Lores y la batalla ya de por sí estaba perdida porque ellos tenían a Yukiji. Mientras esté lejos y a custodia de Baretsu tenía las manos atadas. Llevársela de ahí... tampoco era una opción. El desgraciado de su padre y Baretsu se aseguraron de vigilarlos excesivamente.

Toda la mansión del padre de Yukiji estaba rodeada de cientos y cientos de soldados del Sur y otros más del Norte. Antes de que pudiera tan solo notarlo... podrían acabar con su suegro o esos pequeños niños, incluso con Yua-oba. Toda las personas que Yukiji amaba... podrían morir. Un gesto triste inundó el rostro del demonio. No hacía más que culparse por dejar que lo descubrieran meses atrás.

El daiyokai sintió la cantidad de poder demoniaco y olores desagradables combinándose con todo el ambiente del bosque. Miró a diferentes lados. Los soldados estaban escondidos. Ellos sabían que iba constantemente a visitar a la humana. Al menos en eso los Lores no interferían...

No podía dejar que nadie viera el estado de Yukiji, si lo hacían no les importaría manipularlo con ella. Simplemente la matarían.

La mansión al fin fue visible. Heika voló por sobre los muros y se detuvo en el aire viendo los jardines. Sonrió al encontrar ahí a su suegro, él estaba al lado de Yua-oba. Voló hacia él bastante animado.

- ¡Suegro! - exclamó cargándolo y abrazándolo por la espalda sin que el hombre mayor lo viera venir.

- ¡Pero qué! - se sorprendió el señor. - ¡Eres tú...! - exclamó disgustado mientras Heika solo reía. El anciano empezó a moverse y renegar. - ¡Ya bájame! ¡Bájame! - exigía.

- Veo que sigues igual de cascarrabias Ganju - decía mientras lo dejaba en el suelo y le acomodaba su gorro de gran señor. El hombre solo lo veía molesto e impaciente.

- Eres un irrespetuoso.... - respondía irritado y molesto. Heika miró a la anciana a su lado.

- Hola Yua-oba ¿Cómo está Yukiji? - preguntó con una sonrisa sincera.

- Buenas noches príncipe Heika. Le avisaré de inmediato a la princesa de su llegada - avisó la señora reverenciándose y retirándose a dentro de la mansión. Ganju y Heika quedaron solos. El demonio volteó para hablar animadamente con su suegro.

- ¿Para que viniste Heika? - le preguntó el anciano con el ceño fruncido. Heika rió levemente, sabía que estaría molesto como siempre. Era aterrador lo mucho que Yukiji se parecía a su padre en su actitud.

- ¿Qué preguntas querido suegro? ¿Acaso olvidas que nos casamos frente a ti? Vine a ver a mi esposa, también tengo que saber si mi hi... -

- No me refiero a eso. - lo interrumpió seriamente - Sé muy bien que vienes por mi hija. Pero no nos visitas tan seguido. Esta vez lo has hecho muchas veces. ¿Hay una razón en especial? ¿Tiene que ver con los demonios que rodean toda mi mansión? - sospechó. Tenía el ceño fruncido. Heika dejó de sonreír, con un gesto serio se acercó a Ganju. El señor de mayor edad le devolvía la mirada. Heika sonrió, tomó la ropa del hombre y le cubrió todo el rostro para molestarlo. - ¡Ya deja de burlarte! - exclamó mientras se quitaba de la cara su ropa. Heika se dirigió a la mansión sin mostrar preocupación alguna.

Un año de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora