El cielo fue oscureciendo con el paso de las horas hasta que se inundó de estrellas. Las flores de los cerezos dejaron de caer. El séquito de la princesa y el señor feudal decidieron acampar en ese bosque de cerezos. Ni Rin ni Jaken lo perdieron de vista. A pesar del paso de las horas Rin no dejó de pensar en la princesa y en Kohaku. No había mucho que hacer mientras Sesshomaru seguía lejos así que ella y Jaken continuaron al tanto de lo que hacía la princesa. Al parecer ella y la mujer que la acompañaba se distanciaron con algunos soldados. Rin y Jaken las siguieron escondiéndose entre la gran cantidad de árboles.Rin veía con detalle a la princesa a pesar de la distancia. Intentaba recordar con más exactitud cómo Kohaku la describió hace muchos meses atrás cuando la conoció. Cuando por primera vez, él tan emocionado, le habló de ella. Su cabello bien cuidado castaño claro, eso Kohaku le mencionó. Su piel era blanca y lucía muy suave. Kohaku también había dicho algo así. También mencionó que tenia una voz dulce y que a simple vista era muy tierna pero que se veía triste. Y ese último detalle... fue en el que recayó recién. Esa princesa... ¿Tenía una mirada triste?
- Bien Señor Jaken. Es hora. Como lo planeamos. ¡Usted puede! - animaba Rin con un gesto decidido. Jaken renegaba.
- ¡¿Y por qué tengo que ayudarte?! ¡No me metas en tus problemas de humanos Rin! - se quejaba mientras caminaba en dirección contraria a la princesa. Rin se apresuró a detenerlo.
- Por favor, Señor Jaken. Esto es importante. Solo quiero hablar con ella por poco tiempo. Tengo que saber si pasó algo malo entre ella y Kohaku. Cuando me fui él se veía tan triste Señor Jaken. - dijo lo último con tristeza. - Si puedo hacer algo ahora, entonces lo haré - decidió - Pero, ayúdeme, por favor - suplicó. Jaken se hartó.
- ¡Ya ya esta bueno! Lo haré. Pero solo porque quiero burlarme de esos tontos humanos. - respondió él cruzado de brazos evitando mirar a Rin por la molestia. Ella se sintió muy feliz y se acercó a Jaken para dejarle un pequeño beso en su cabeza. Ante el acto Jaken retrocedió asustado. - Mocosa atrevida ¡No vuelvas a hacer eso! - se quejaba indignado. Rin rió ante su reacción. Levantó su dedo indice y le guiñó al pequeño yokai.
- Eso, Señor Jaken, es un beso de agradecimiento. - le explicaba.
- Guardate tus besos esos. - decía mientras se limpiaba la zona donde Rin lo besó - Ya me voy, más te vale aprovechar el tiempo Rin. - dijo finalmente para ir detrás de los dos guardias que acompañaban a Akiko.
Jaken apareció detrás del grupo de la princesa, logró llamar su atención amenazándolos con su báculo. Los guardias desenvainaron dispuestos a atacar a Jaken pero él escapó. Los dos guardias lo siguieron dejando a la princesa con la mujer que siempre iba a su lado. Rin se apresuró en ir hacia ellas. Se escondió detrás de un árbol muy cerca, casi a su costado. Estaba tan cerca que pudo oír claramente lo que empezaron a conversar.
- ¿Viste eso Majime? Era... era un demonio. ¿Cree... crees que Kohaku este cerca? - preguntaba con un hilo de esperanza en su voz. Rin quedó perpleja al escuchar el nombre de su amigo. Realmente era ella, la princesa de la que él le contaba tanto. Se asomó un poco más para ver mejor el rostro de la princesa. Al ver la expresión de Akiko Rin no pudo evitar sonreír, había mucha ilusión en su dulce mirada. ¿Todo por hablar de Kohaku?
- No es probable, princesa - respondió la mujer que siempre iba con ella. Más alta y de cabellos oscuros. - El que haya demonios cerca no significa que Kohaku este para exterminarlos. Recuerde que él vive muy lejos de aquí....-
- Sí, pero... podría estar en un trabajo... o... no sé. Él podría estar... - decía con tristeza. - Él podría... es... es imposible ¿No? - sus palabras se escucharon afligidas. Algunas lágrimas empezaron a brotar de los ojos de la princesa. Rin sintió que se le partía el corazón. Ella también se ponía triste cuando hablaba de él. No podía más, tenía que hablar con ella. Rin respiró profundo, se llenó de valor. ¡Tenía que hablar con la princesa! Pero al dar un paso para salir de su escondite y acercarse a ellas, tropezó. Cayó enfrente de la princesa, sorprendiendo a ambas mujeres. Se levantó lo más rápido que pudo, limpió su yukata de la tierra y se reverenció.
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Un año de primavera
RomanceSeis años han pasado desde que Rin y Sesshomaru se separaron para que ella pudiera elegir el camino que desee, continuar viviendo con humanos o finalmente regresar a sus viajes con el gran demonio. Sin embargo, Rin aún no ha tomado una decisión. Est...