Al fin llegamos a la última parte de este capítulo. Es larga. Tómense su tiempo de leer. Espero que lo disfruten 💖La imagen de esos dos perros enormes atacándose era desgarradora de ver. Las heridas en ambos eran profundas pero en el príncipe aún más. Cada golpe, cada caída o mordida impactaba en ella fuertemente. Pedía y rogaba que se detuvieran. Verlos pelear era triste y doloroso. Ver al Señor Sesshomaru con heridas la angustiaba de sobremanera. Sabía que era fuerte, lo sabía muy bien pero verlo lastimado le rompía el corazón en mil pedazos.
Se detuvieron de pelear. Al fin. Se habían detenido... Estaba llorando pero por un momento la tranquilidad la invadió. Seiwa la miró. El parecía arrepentido...
Pero...El Señor Sesshomaru lo atacó. Lo mordió con demasiada fuerza, el aullido de dolor fue demasiado aterrador. Sakari evitó que siguiera viendo pero aún así pudo ver más, vio como el Señor Sesshomaru mordía el brazo del príncipe hasta que por fin... logró arrancarlo...
Rin se despertó de golpe. Llevó su mano a su pecho donde su corazón latía con fuerza. Se abrazó a si misma buscando sentirse más segura. Miró a su ventana, el cielo tenía un tono naranja ¿Cuánto tiempo se había quedado dormida?
La imagen del Señor Sesshomaru peleando con el príncipe volvió. Cerró los ojos con fuerza mientras se palmaba las mejillas.
- Él no lo hubiera matado, no lo hubiera matado, no lo habría hecho... - balbuceaba mientras esa imagen del perro con la boca ensangrentada desaparecía.
¿Cuanto tiempo había pasado desde la última vez que vio al señor Sesshomaru? Fueron varios días, la última vez... le dijo que no se acercara a él... Había cometido un terrible error y le costó bastante. Sufría mucho esa distancia que se hacía más grande con cada día que no podía verlo. Extrañaba tanto abrazarlo y hablar con él. Lo extrañaba tanto. Necesitaba verlo pero... tenía miedo. Miedo de que al verlo otra vez lo haga enojar más y que la mirase de esa manera... Esa manera tan fría... No lo soportaría... Las lágrimas empezaron a brotar de sus cansados ojos.
¿Cuántas veces había llorado ya? Pero no podía evitarlo. Sentía... un vacío tan grande... una falta desesperante. Miró la mesa pequeña donde había estado escribiendo antes. Tenía que terminar la poesía... Rin suspiró. Se sentía exhausta. ¿Cómo estará el Señor Sesshomaru? Mie nunca se lo decía y era la única que podía verlo. Ella y la señorita Seina... Ahora que lo pensaba... Tampoco las había visto mucho a ellas dos en el último mes. Ambas estaban muy ocupadas con los problemas del palacio. Solo el Señor Jaken la acompañaba. Se sentía tan agradecida con él. Pero... aún se sentía muy triste... Rin volteó un poco hacia su tocador, se sorprendió al verse en el espejo. Su apariencia estaba fatal. No le gustaba verse así...Ni siquiera parecía ella misma...Rin miró atentamente su reflejo. Frunció el ceño. ¡No le gustaba verse así!
- ¡Es suficiente, ya no quiero llorar más! - exclamó con fuerza. Se limpió sus lágrimas y se dio aire con sus manos para que sus ojos dejaran de sentirse tan húmedos. Se puso de pie para ir a su tocador y lavarse su rostro. Se miró con decisión. - ¡Ya no llores más Rin! - se dijo para darse ánimos. Se puso de pie nuevamente y se cambió de ropa a una yukata mucho más ligera. Iría a volar con Ah y Un. Estar con sus amigos siempre le elevaba el ánimo. Ella misma decidió quedarse en el palacio. Ahora... todo era demasiado problemático pero si el palacio sería su nuevo hogar tenía que aprender a superar los problemas. No dejarse llevar por ellos. Sintió que la fuerza y seguridad volvían a ella. Miró al cielo de la ventana con decisión. Tenía que mantenerse fuerte.
Golpes en el shoji la hicieron mirar con atención la puerta. Alisó su yukata para lucir más arreglada. Tenía que lucir como una persona noble.
- Puede pasar - dijo con suavidad que la caracterizaba. El shoji se abrió lentamente. Al abrirse por completo Rin pudo ver a una persona, un hombre, un demonio... Se demoró algunos segundos en reconocerlo porque tenía el cabello corto pero... ese rostro amigable y las marcas violetas en las mejillas le indicaron quién era. Era Seiwa. Él estaba ahí de pie mirándola con un gesto algo apenado. No estaba segura que sentir en ese momento al verlo. Después de un par de segundos viéndose en silencio Rin caminó hacia él. Tomó el shoji y volvió a cerrarlo con paciencia en frente del príncipe.
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Un año de primavera
RomanceSeis años han pasado desde que Rin y Sesshomaru se separaron para que ella pudiera elegir el camino que desee, continuar viviendo con humanos o finalmente regresar a sus viajes con el gran demonio. Sin embargo, Rin aún no ha tomado una decisión. Est...