Seina y Seiwa (parte 2)

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Mie llevaba en sus manos dos kimonos hechos por Jo. Al recogerlos y revisarlos se dio cuenta que eran muy pequeños como para ser de la Señora Seina. De seguro eran regalos para la princesa Rin. Al salir de la mansión del artesano Jo. Seiwa caminó hacia ella.

- Ya terminé príncipe, podemos irnos - avisó sonriéndole levemente.

- Perfecto - dijo el inuyokai dandole la espalda indicándole que se subiera en él. Mie se sentía muy avergonzada pero aún así lo hizo. Pronto los dos juntos volaban por los cielos. Mientras estaban en los aires Mie miró hacia un lado sorprendiéndose por una vista maravillosa. Agua por todas partes, ese debía ser el mar.

- Wao... - susurró de la sorpresa al ver lo hermoso que era. Seiwa se percató de esto. Miró a donde ella también lo hacía, a las costas.

- ¿Hermoso verdad? - comentó.

- Sí...es la primera vez que veo algo así... - confesó. Seiwa se sorprendió por eso.

- ¿Qué? ¿Nunca has estado en una playa antes? - le preguntó. Mie negó. - ¿Quieres ir? -

- Pero... ¿No perderíamos el tiempo? - preguntó apenada. No quería ser más molestia para el príncipe.

- No te preocupes, solo será un rato. Además, hace mucho que no voy a esa playa. Seria nostálgico volver. -

- ¿Estuvo ahí antes? -

- Así es, cuando era un niño. Inu no Taisho nos llevó a Seina, Sesshomaru y a mí para que jugáramos - contaba. Mie lo escuchaba con atención -

- Parece ser un recuerdo inolvidable para usted... - comentó.

- Lo es... Sesshomaru intentó ahogarme más de una vez...- Mie se sorprendió por aquello pero luego escuchó al príncipe reír levemente. - Es extraño pero... fue divertido... -

- ¿Que lo ahogaran? -

- No... - respondió irritado - esos días... fueron divertido... - decía sus palabras con nostalgia en ellas. Mie lo miraba atentamente. El príncipe cambió la dirección de su vuelo directo a las costas.

Después de varios minutos la joven sirvienta se encontraba con su kimono recogido pisando el agua salada. En su cara había demasiada sorpresa y emoción que a Seiwa le parecían adorables. Como si llevaras a un niño al lugar más divertido del mundo.

- ¡Mire príncipe! - Mie llegaba hacia él con una caracola en la mano. - ¿Qué es esto? - preguntó emocionada. Seiwa vio aquella cosa recordando cuando le preguntó lo mismo a su tío años atrás.

- Esto es la casa de un pequeño animal, pero parece que ya la abandonó... - explicaba. - Además si te pones esto en el oido puedes escuchar el mar -

- ¿En serio? - Mie y Seiwa se acercaron a la caracola para poder escuchar dentro de ella. - Creo que puedo oírlo... - decía la joven demonio concentrada en escuchar. Seiwa se percató de lo que estaban haciendo y rió levemente tapándose el rostro con una mano. - ¿Príncipe? -

- Somos unos tontos - decía él. Mie miró la caracola y se dio cuenta de lo absurdo que fue lo que acaban de hacer. Ellos ya estaban en el mar. Se avergonzó un poco por actuar de esa manera tan tonta.

- ¿Qué más habrá? - se preguntó caminando nuevamente hacia el mar. Ella disfrutaba como las olas golpeaban sus piernas. Seiwa seguía sentado en una roca observándola. Venir fue una buena decisión, hacía que su mente se despejara de ideas que solo lo hacían sentir terrible.

Un año de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora