Me tomaré libertades creativas aquí con respecto a las técnicas de personajes conocidos...
Seiwa se quedó quieto por varios segundos. Tadateru venía a esa habitación, estaba seguro. Su esencia demoniaca, podía sentirla claramente y más el olor... ese olor a muerte... Si alguien como ese sujeto estaba ahí... No podía ser nada bueno... Seiwa miró de reojo a la esposa de su hermano, ella se veía angustiada ¿Venía por Yukiji...? por como reaccionó esa anciana... parece que ningún otro inuyokai además de Heika vino a verlos. Seiwa maldijo, la presencia de Tadateru arruinaba todo. El inuyokai del norte volvió a transformar su apariencia a la de un humano a la vez que intentaba disminuir su esencia demoniaca. Sería imposible que no se percatase que estuvo ahí pero... tampoco podía arriesgarse a empezar un conflicto con él en ese momento. Porque si lo hacía... estaba en la peor desventaja de todas.
- ¡Escuchen! - Seiwa alzó la voz viendo a todos los humanos en la habitación. Ellos lo miraron, se veían preocupados y asustados. No era para menos, probablemente Tadateru era... peor que cualquiera de los Lores. - Finjan que no estuve aquí. - les indicaba Seiwa - El inuyokai que vendrá es demasiado peligroso, pero lo conozco. Si hay alguna posibilidad que solo venga a verlos e irse voy a aprovecharla. - decía con una mirada determinada. Seiwa era consciente que Tadateru podía rodear una presa por días antes de pensar en matar o atacarlos. Esperaba que esa fuera la primera vez que los viera... porque si no...
- ¿Te irás? - le preguntó Yukiji, se veía más pálida. Seiwa negó.
- Estaré detrás del shoji. No se preocupen, no dejaré que nada les pase... a ninguno - aseguró manteniéndole la mirada a Yukiji.
Algunos segundos después, pisadas fuertes se escucharon. El gran shoji que miraba a la salida de la mansión se abrió por completo. Yukiji, y los demás mantuvieron su mirada en las personas que acababan de llegar. Seiwa estaba detrás del shoji trasero intentando mantenerse muy callado. No podía verlo pero el olor de Tadateru era claro y había otros demonios con él.
En la puerta un inuyokai de piel pálida y cabellos blancos con mechones negros estaba de pie mirando con una sonrisa ladina a los humanos frente a él. A su lado izquierdo estaba su fiel soldado Kosaru y al otro el comandante de su padre, Ryozo. El comandante tenía una apariencia mayor a ellos, él era encargado de custodiar a la princesa humana bajo ordenes del Lord del Sur. Por su lado, Yukiji estaba detrás de su padre, sus hermanos y su anciana cuidadora también lo estaban. El Daimyo Ganju mantenía su mano en la empuñadura de su espada, temblaba por el miedo.
- Ella es la mujer humana príncipe - habló el demonio que aparentaba más edad, el comandante Ryozo. Al escucharlo Yukiji frunció el ceño ¿Príncipe? - Tengo que recordarle que no puede hacer nada con ella por ordenes de su padre. - decía el comandante, el inuyokai que al parecer también era príncipe no dejó de sonreír de esa manera aterradora. Seiwa podía escuchar desde donde estaba lo que decían, suspiró con un poco de alivio. Al parecer Tadateru no podía hacerles nada pero... ¿Realmente podía confiar en eso?
- Lo sé Ryozo. Solo vine a ver un poco. - contestó el príncipe del sur comenzando a caminar hacia los humanos. Al verlo acercarse Ganju se sintió más temeroso y desenvainó su espada apuntando al demonio de mechones negros y una marca guinda en el rostro.
- ¡Atrás demonio! - exclamó el anciano, Tadateru ladeó un poco la cabeza divertido, era gracioso ver temblar al anciano pero su atención fue a la mujer joven que estaba detrás de él. Sus ojos se abrieron más al poder sentir la esencia demoniaca de ese sin cerebro de Heika rodeándola. Un demonio y un humano... era repugnante...
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Un año de primavera
RomanceSeis años han pasado desde que Rin y Sesshomaru se separaron para que ella pudiera elegir el camino que desee, continuar viviendo con humanos o finalmente regresar a sus viajes con el gran demonio. Sin embargo, Rin aún no ha tomado una decisión. Est...