Rin contra Seina (parte 6)

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Detalle del capítulo: En este capítulo varios acontecimientos ocurren al mismo tiempo. Estarán separados pero la diferencia de los eventos difiere solo en segundos. 










En la aldea de la anciana Tamane...


El general del palacio del norte llamado Goro se encontraba sentado sobre un tronco viejo que en la aldea usaban para reunirse en las noches a compartir una comida o solo charlas con sake incluido. El yokai tenía en sus manos un tazón de sopa que la novia humana de su príncipe le ofreció ni bien lo vio llegar. Le entregó los regalos que el príncipe le mandó conseguir. La mujer humana se veía realmente feliz pero lució mucho más emocionada cuando recibió la carta de su joven amo. Ahora ella estaba en su cabaña leyendo la carta y, como la vez anterior, le pidió que se quedara en la aldea hasta que pudiera terminar de escribir su respuesta.

Goro se sentía cansado, estaba siendo utilizado como un casamentero... El demonio alzó el tazón y tomó la sopa que sorprendentemente sabía muy bien. Miró a su costado, ese sujeto raro que respondía al nombre de Kazuki estaba sentado con la cabeza gacha completamente deprimido. Cerca de él estaba la anciana, ella limpiaba con cuidado su bastón de detalles de oro mientras tarareaba una melodía nada agradable de escuchar. Y al rededor de ellos una chica joven que parecía tener relación con ese tal Kazuki bailaba con el bebe de la mujer del príncipe.  

Aún dudaba si ese bebe no era de su príncipe. Tal vez la mujer humana se aprovechó de él y como Seiwa es demasiado correcto prefirió cuidar a escondidas la familia que formó. Aunque prefería creer una historia así era muy improbable. Por habilidades de su raza yokai, Goro podían percibir el poder demoniaco por muy escondido que esté, y ese bebe tenía un poder demoniaco bastante diferente a los del clan de perros demonio. Goro miró con un gesto de desconfianza la cabaña donde la mujer del príncipe entró. 

¿Por qué su príncipe decidió tener una relación sentimental con una mujer que ya tuvo un hijo con otro demonio? 

El yokai terminó su sopa dejando de pensar mucho las cosas. Si Seiwa decidió estar con esa mujer tendrá sus motivos que bajo ninguna circunstancia podía juzgar. Además...Esa mujer tenía una mirada llena de ilusión cuando se trataba del príncipe. Su joven amo, él jamás había mostrado interés en las mujeres antes. A veces se preguntaba si él se vería más feliz que antes. Ojalá así fuera.


Kano releyó la carta de Seiwa por segunda vez. Le encantaba lo elegantes que se sentían sus palabras, tenían casi toda la esencia de él cuando estaba aquí. Le gustaba mucho esa educación que mostraba, diferente a la de los aldeanos pero le encantaba mucho más como Seiwa adoptaba actitudes de la aldea sin que se diera cuenta. Su manera de escribir... eran tan propias de él que era inevitable pensar en su voz al leerlas. Como si el demonio estuviera a su lado en ese mismo momento. Sus mejillas se sonrojaron un poco. Se regañó a si misma por sentirse como una pequeña chica ilusionada, pero no podía evitarlo. De solo pensar en él su corazón se emocionaba...

 Pensó en la última noche que pasó con Seiwa. La noche que lo rechazó a pesar que lo correspondía. Si tan solo no se hubiera sentido tan insegura en ese momento se habría entregado a sus sentimientos. Fue un error del que se lamentaba porque que Seiwa le confesara su amor la hizo tan feliz. Él se hubiera ido de la aldea de todas formas porque sabía muy bien que tenía asuntos muy importantes que arreglar y terminar. Pero al menos hubiera podido amarlo antes de que se fuera...

"Volveré" recordó lo que dijo antes de irse...

Kano guardó la carta del príncipe en un cofre. Tomó papel y tinta. Quería responderle. Cada vez que lo hacía era más fácil soltarse. Temía no poder hacer lo mismo en persona pero quería hacerlo. Quería entregarse a sus sentimientos sin miedo de que la abandonen nuevamente. Quería decirle directamente cuanto lo quería y cuanto quería estar con él pero... por ahora lo único que podía hacer era escribirle cartas. Cartas que cargaban bastante cariño en ellas. Deseaba que él pudiera sentir ese cariño en sus palabras como ella podía sentir las de él. Además, la ayudaba a saber que él se encontraba bien y que sus sentimientos por ella seguían intactos. 

Un año de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora