- ¿Qué ocurre con Heika? - preguntó el príncipe Seiwa, segundo hijo de Toba y Tsuru, señores del palacio del norte. Aún estaba disgustado y molesto por el asunto de las cartas, prisa no le faltaba para irse y solucionar de una vez el terrible malentendido con Kano. Estaba seguro que Sesshomaru podría lidiar con todo lo demás. Él ya hizo lo que tenía que hacer, así que quería solo ver a Kano de nuevo antes de enfrentarse a su padre para que Heika tomara de una vez el título.Pero Seiwa ignoraba por completo algo terrible e importante. La razón por la que Tsuru, su madre, estaba frente a él reteniéndolo a toda costa. Pero pasaron los segundos y ella no decía nada. Goro y Seiwa la miraban expectantes y Tsuru solo... se sentía en conflicto.
Que Seiwa llegara de repente fue extraño pero oportuno. ¿Se habrá cruzado con Heika en su camino? Porque si era así entonces ella ya no tendría que decirle nada y no sentiría que estaba acabando con su lealtad a su esposo. Pero sabía muy bien que aunque quisiera, Heika no podría decírselo a su hermano. Porque seguía siendo amenazado, bajo la mirada de su esposo y esos hombres.
"Dame tu palabra... prométeme que se lo dirás" la imagen de su hijo herido frente a ella dolía mucho de recordar. Fue una promesa y no podía faltar a su palabra.
No quería traicionar a su esposo, el amor, lealtad y devoción que tenía por él se lo impedían. Pero, al menos por ese momento, necesitaba olvidar esos sentimientos. Necesitaba traicionarlo, solo por esa vez.
Tsuru bajó la mirada levemente. Seiwa se extrañó por la manera de comportarse de su madre.
No podía olvidar lo que sentía por Toba, así que intentó otra cosa. Recordar... Tal vez solo... recordando... Tsuru quiso recordar cada cosa del pasado, cada palabra que Toba usó para dañarla y así... poder recordar que no solo lo amaba...
También lo odiaba.
Pero era más sencillo soportar su vida creyendo que lo único que sentía por él era amor.
- Madre... - la llamó Seiwa esperando que respondiera de una vez. Tsuru levantó su mirada. Su hijo se veía muy diferente. Demasiado, pero no solo en apariencia. Algo era diferente en él, su mirada, su gesto... no estaba segura. Pasaron pocos meses desde que lo vio pero ahora él se veía mayor que antes. Necesitaba decirle lo que estaba pasando con Heika.
Necesitaba recordar... el odio y el dolor...
Siempre le dolió ver a Toba entrenar a sus hijos tan duramente siendo tan jóvenes, solo unos niños. Le dolió demasiado ver a Heika herido, casi muerto, verlo sufrir rompía su corazón totalmente... Le dolía ver a Seiwa esforzarse siempre en superar a Sesshomaru cuando nunca quizo pelear. Le dolía ver a su hijo ser rechazado por su propio padre por ser diferente, negándose siempre a sentir hermosas emociones.
Los sentimientos no te hacen más débil pero Toba nunca lo entendió.
Le dolió... nunca haberse podido despedir de su hermano, le dolió que Toba ni siquiera le permitiera ir al palacio del Oeste a asistir a su memoria. Tsuru apretó sus colmillos. Su pecho dolía y sintió muchos deseos de llorar, recordar a su adorado hermano la ponía así. Le dolió no regresar nunca al lugar donde creció. Le dolían las infidelidades, todas, desde que se casaron... Tsuru llevó su mano a su cuello, apretó su ropa encima de un lugar específico en su piel, algo que aún mantenía oculto. Le dolía la humillación...
Pero... había algo que dolía más que todo, algo que nunca podrá enmendar porque el tiempo no puede regresar. Dolió tanto... perder toda una vida con su única hija. A la que ni siquiera pudo ponerle un nombre la noche que nació. Tener que fingir ante todos que no existía...
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Un año de primavera
RomanceSeis años han pasado desde que Rin y Sesshomaru se separaron para que ella pudiera elegir el camino que desee, continuar viviendo con humanos o finalmente regresar a sus viajes con el gran demonio. Sin embargo, Rin aún no ha tomado una decisión. Est...