Propuesta

2.1K 140 464
                                    




Advertencia: Capítulo largo.





- No puede ser verdad... - exclamó Heika, el príncipe del norte. La había encontrado...

Había encontrado a la mujer humana de Sesshomaru.





Heika tenía la boca abierta de la sorpresa. Estuvo así varios segundos preguntándose cientos de veces en su mente si lo que veía en esos momentos era alguna ilusión. O tal vez... de tanto pensar en esa mujer humana simplemente la estaba confundiendo y viendo en todas partes.

Pero no.

Era ella, estaba ahí. La chica humana que buscaba estaba frente a él en esos momentos. El daiyokai se aseguró de mantener su poder lo más oculto posible. Era difícil ocultar la esencia demoniaca. Solo demonios demasiado poderosos eran capaces de controlarlo a su antojo. Con cuidado descendió hacia los árboles donde su medio primo y la mujer de Sesshomaru se habían adentrado. Tenía que ser muy cuidadoso para que no lo descubrieran.

Se quedó a una distancia prudente en tierra viéndolos a los dos. Tal vez podía desvanecer su poder pero el olor era algo imposible de ocultar. Y si ese tal Inuyasha era un mitad bestia de su raza entonces tendría que tener el olfato más desarrollado que los humanos. Eso era problemático.

Luego de un rato escondiéndose detrás de un gran arbusto desde donde podía ver lo que su medio primo hacía con esa chica, fue testigo de cómo la mujer de Sesshomaru usaba un arco y flecha para cazar algo. Eso le pareció extraño y nada decente ni correcto para su posición noble. ¿Por qué dejar que las manos de una princesa se manchen de esa forma? Ese híbrido permanecía al costado y los dos parecían charlar. Parecían llevarse muy bien.

¿Por qué?

El daiyokai no dejaba de preguntarse muchas cosas. ¿Qué hacía la humana ahí? Sabía de ese acuerdo en el que Sesshomaru estaba obligado a permanecer en el palacio por solo cincuenta años. No era mucho tiempo para los de su raza pero... demasiado para los humanos. Pero aún con una limitación como esa... ¿Por qué la dejó? ¿Se aburrió de ella? Tal vez lo que tenían no era gran cosa. Si ese era el caso, entregar la cabeza de esa chica a su padre sería sencillo. Pero otra idea se cruzó por su mente.

- Los consejeros... - susurró el daiyokai de marcas verdes en sus mejillas. Relacionó rápidamente a los consejeros con la chica humana y su partida del palacio de Sesshomaru. Después de todo esos cuatro ancianos perturbadores fueron al palacio del Oeste

¿Habrá sido por ellos que Sesshomaru dejó a su humana separarse de él?

Tal vez los de la rama principal ya se habían enterado de su relación y tuvo que esconderla por ese motivo. Eran demasiadas ideas que se le venían a la cabeza. Dejó de lado esas cuestiones para concentrarse en un solo detalle.

Sesshomaru dejó a esa chica humana con su hermano. Sin duda su primo favorito y su medio primo híbrido tenían una relación muy cercana como para dejar a la mujer que quiere a su cuidado. Debía de confiar mucho en él, eso le daba una idea de lo fuerte que debía ser ese tal Inuyasha. Heika sonrió levemente. Pensó en Seiwa. Si ocurriera una situación similar... ¿Podría encargarle a su hermano menor la vida de su esposa y su hijo?

Heika dejó de sonreír.

No... Seiwa era como un peón fiel de su padre. Siempre hacía lo que él le decía. Y tan solo por su aprobación... podría hacerle daño a Yukiji.

Era lamentable. Solo él podía cuidar de su esposa. No había nadie más.

- ¡Sí! ¡Lo logré! - escuchó exclamar a la chica humana. Heika renegó por un momento. No podía recordar su nombre. Vio como Inuyasha regresaba agarrando a un ave del pescuezo ¿Cazaban su propio alimento?... desagradable. A pesar de tener sangre noble actuaban como campesinos. Tal vez lo podía entender de su medio primo pero no de la princesa.

Un año de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora