Irse conmigo

4K 265 87
                                    




- Rin... - pronunció su nombre. Su gesto era serio pero su voz... pareció ser un anhelo casi imperceptible.

Rin apretó con un poco más de fuerza el cuello de su kimono, donde posaba su mano sobre su pecho. Sesshomaru desvió su mirada hacia Ah- Un. 

- Estos regalos son para ti - le dijo el demonio de cabellos platinados. Rin dirigió su mirada a un lado, hacia las cajas de madera que cargaba Ah- Un en su montura.

- ¡Ah -Un! ¡Señor Jaken! - exclamó la joven humana. Rin fue a abrazar a los dos yokais dejando de lado la presencia de Sesshomaru. Ah- Un se puso muy contento al verla, ambas cabezas levantaron más la mirada y el crin emocionados. Rin abrazó a los dragones primero. - Los extrañé. A pesar que los vi hace poco... - dijo. Pronto los dejó de lado para agacharse y tomar en sus brazos al pequeño yokai verde. - También lo extrañé a usted Señor Jaken - decía sujetándola con fuerza que no dejaba respirar al demonio. Sesshomaru vio aquella escena con cierta incomodidad, no estaba seguro de porqué así que decidió solo voltear e ignorarlos.

- Ya déjame mocosa atrevida y mira los regalos que el amo bonito trajo para ti. - le demandó Jaken librándose al fin del abrazo de Rin. 

-Sí... - fue lo único que respondió ella, sonreía muy feliz. Se incorporó rápidamente para acercarse a los cofres que Ah-Un llevaba. Rin admiró aquellas cajas de madera por varios segundos, pasó sus manos por los tallados de flores. Al abrir la caja más grande se encontró con varias telas preciosas. El señor Sesshomaru siempre le traía regalos hermosos pero estos lucían diferentes, mejores y aún más bellos ¿Como era eso posible? Pasó su mano por sobre las telas, eran suaves y podía sentir los bordados de mariposas, flores y aves que las decoraban. Después abrió la caja más pequeña. En esta había aceites de aromas exquisitos: lavanda, melocotón, ¡melón! Y además también habían hermosos pendientes en formas de cerezos. ¡Todo era demasiado hermoso! - ¡Muchas gracias amo Sesshomaru!  Todo es precioso. No tiene idea de cuanto le agradezco. - cerró las cajas para acercarse un poco más al demonio. Un leve impulso la empujó a tomar la manga del kimono del Señor Sesshomaru pero rápidamente evitó hacerlo. Solo se quedó de pie a su lado. 

Sesshomaru volteó a verla, estaba cerca otra vez así que fue difícil no mirarla con más detalle. No se había fijado antes, de alguna manera Rin se veía diferente a las otras veces que la visitaba. Tenía más adornos en su cabello, llevaba uno de los kimonos que le había regalado con anterioridad, junto con un obi muy elegante. Y en su rostro... había algo en su rostro que llamaba su atención, no estaba seguro de qué era pero... era... llamativo... Nunca le prestó atención a la apariencia de Rin, siempre fue agradable verla pero en ese momento... había algo más...

- Comparado con lo que mereces es poco... - dijo de una manera fría desviando la mirada toscamente. Rin se desilusionó un poco. No le dijo nada más, tal vez Sango tenía razón en que el Señor Sesshomaru no prestaba atención a su arreglo. Decidió dejar esa desilusión de lado y no sobre pensarlo. Después de todo, el Señor Sesshomaru, el Señor Jaken y Ah-Un eran sus invitados, tenía que darles un gran servicio. Rin tomó las riendas del dragón. 

- Señor Sesshomaru, Señor Jaken. ¿No quisieran comer algo? Todos ayudamos en un gran banquete. Hay comida muy rica y... - 

- Niña impertinente - la interrumpió Jaken - ¿Cómo vas a pedirle al amito que conviva con esos humanos? - le increpaba.

- Cállate, Jaken - Sesshomaru intervino. Jaken tembló un poco por la voz de su amo.

-Sí amito, lo que usted diga - decidió callarse. 

Un año de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora