A escondidas

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Llegó al fin el día en el que los Lores se irán del palacio para regresar a sus respectivos hogares. Cerca de los jardines, soldados estaban guardando armas y formándose en los carruajes que luego regresarían a su respectiva región. Rin los veía desde la gran ventana de su nueva habitación. Jaken estaba a su lado mirándola mientras ella veía con emoción la partida de los súbditos de los perros yokai. La expresión del pequeño demonio era seria y preocupante.

- ¡Mire! Ahora le toca a los del Norte alistar los carruajes. Creo que serán los últimos en irse ¿No cree lo mismo? - preguntó sin desviar la mirada de los soldados. Jaken seguía mirándola con preocupación. Rin apoyó su cabeza sobre sus brazos - El Señor Sesshomaru dijo... que cuando ellos se fueran... podríamos pasar más tiempo juntos... - sonrió de manera soñadora. Volteó a ver a Jaken - ¿Pasa algo Señor Jaken? Luce amargado - Jaken le frunció el ceño.

- ¿Ya tomaste una decisión? - preguntó de repente haciendo que Rin no supiera qué responder.

- ¿Por qué... me pregunta eso ahora? - decía con inseguridad en la voz. No se esperó esa pregunta de él.

- Has estado aquí mucho tiempo, Rin. Se supone que ya tienes que tener una respuesta. Espero que no lo hayas olvidado. - le criticaba. Rin entrecerró los ojos con algo de tristeza e incomodidad.

Sí tenía una respuesta. Había sido difícil escogerla después de muchas situaciones que vivió en el palacio y saber lo difícil que sería estar con el Señor Sesshomaru. Tal vez a eso se refería él cuando le mencionó que había muchas razones por las que ella no podía quedarse ahí y que si, sabiendo todas esas razones, ella decidía seguir a su lado entonces lo aceptaría.

- Lo recuerdo muy bien Señor Jaken... Yo, ya tengo una decisión... - respondió. Miró al pequeño demonio - Quiero quedarme al lado del Señor Sesshomaru. - 

- ¿KHA? - exclamó Jaken, casi cayendo para atrás. - ¿Y qué pasará con tus tontos amigos de la aldea?  ¡Con tu vida ahí! - al mencionarlos Rin evitó mirar a Jaken.

Fue difícil decidirlo. Era consciente que sería muy difícil verlos pero no improbable. En cambio, para el Señor Sesshomaru... para él sería imposible volver a verla si se iba. Quería demasiado a sus amigos. A la abuela Kaede. De solo pensar en ella tenía ganas de llorar pero, simplemente eligió. Si tuviera que elegir siempre, escogería una y otra vez el Señor Sesshomaru.

- No hay día que no piense en la aldea, Señor Jaken. Extraño mucho a la abuela Kaede, a mis amigos pero... no importa cuanto lo haga... El dolor de pensar que no volveré a ver al Señor Sesshomaru es... demasiado...  Y los demás, si yo no regresó entenderán perfectamente mi elección por el Señor Sesshomaru -

- ¿Pero qué no querías aprender más de medicina humana? ¡Aquí no harás nada de eso! - se quejaba el pequeño demonio verde. Rin entrecerró los ojos afectada por esa realidad - Cuando vivas aquí tendrás que dejar la vida a la que ya estas acostumbrada. Es una vida completamente diferente ¡Y ni siquiera puedes fingir bien que eres una princesa! -

- ¡Puedo acostumbrarme a esta vida! - insistió Rin - La señorita Seina me enseña lo que necesito saber. Seiwa es un buen amigo, los tengo a usted y a Ah-Un y sobre todo tengo al Señor Sesshomaru conmigo... - dijo con decisión. Jaken aún la miraba molesto.

- ¡Esos dos cuando sepan la verdad ni siquiera voltearán a mirarte! - le gritó. A pesar que sabía muy bien eso, no pudo evitar sentirse triste por ello. Se estaba encariñando mucho con esos hermanos cuando no debía. Rin empezó a sentir un leve ardor en la garganta y sus ojos empezaron a brillar. Estaba muy cerca de llorar. No entendía por qué el Señor Jaken de repente decía todo aquello.

Un año de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora