La decisión

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Rin caminaba lentamente por los pasillos regresando a su habitación. Aún no podía creer lo que acababa de presenciar. No lo entendía. La señorita Seina no amaba al Señor Sesshomaru. No puedes engañar de esa forma a alguien que amas. Entonces... ¿Por qué estaba tan segura de querer casarse? Si eso significaba no poder estar con la persona que realmente quieres....

Sus suposiciones de antes tenían más sentido ahora. A la señorita Seina le importaba más lo que pudiera hacer como Lady que amar al Señor Sesshomaru. Ella no lo amaba. Solo quería casarse con él por el título. 

No lo amaba... solo... ¿Pretendía utilizar al Señor Sesshomaru?

¿Cómo podría permitir algo así?

Llegó al shoji de su habitación. Estiró su mano para poder abrirlo pero la puerta se abrió de repente frente a ella. El Señor Sesshomaru estaba ahí, de pie. Sin su estola. 

- Estaba a punto de ir a buscarte, demoraste mucho. - le comentó con algo de preocupación en su voz. Rin levantó la mirada para verlo a los ojos. ¿Cómo podría dejarlo con alguien que no lo amaba? No lo dejaría solo. Estaría con él. - ¿Qué ocurre? - preguntó con suavidad. Rin se acercó a él y lo sujetó con suavidad de sus ropajes como la vez que lo acercó a ella para besarlo la noche de la reunión. Estaba muy sonrojada, no era común de ella actuar de esa forma pero a veces simplemente no podía resistirlo.

- Disculpe mi atrevimiento - le susurró. Se puso de puntas y lo atrajo a ella para besarlo. Cuando sus labios se juntaron se sintió liberada, esa culpa que antes tenía ya no estaba. 

Ese beso fue para el demonio una sorpresa demasiado grata, la tomó de la cintura sosteniéndola para que no se separase de él tan fácilmente. El beso se intensificaba rápidamente hasta que se separaron. Rin movía su pecho respirando con algo de dificultad. 

- Me quedaré - dijo con voz firme mientras acariciaba la mejilla del demonio. Se alejó un poco para poder mirar mejor sus ojos dorados que a pesar de la oscuridad podía apreciar perfectamente. Le sonrió con mucho cariño - Me quedaré a su lado. No lo dejaré solo. Mi decisión es permanecer a su lado, siempre lo fue. Viviré mi vida con usted. - confesó con determinación en su mirada. 

Sesshomaru no ocultó su gesto sorpresa. ¿Era algún tipo de ilusión? ¿Ella realmente estaba decidiendo quedarse con él? Un sentimiento cálido de tranquilidad y emoción empezó a invadirlo. Realmente pensó que ella escogería su vida con los humanos. 

- ¿Estás segura? - preguntó para cerciorarse de sus palabras pero la determinación en sus ojos castaños no cambiaba. - 

- ¡Sí! - respondía Rin aún sonriendo. El daiyokai la tomó de la nuca para volver a besarla. Ella correspondió enseguida apretando más sus ropas. 

Minutos después ambos descansaban de nuevo sobre el futón. Rin estaba recostada en el pecho del demonio aún pensativa. Dormir con él era tan reconfortante, un sentimiento único. No quería recordar lo que vio. El engaño de la princesa Seina y el comandante. pero ahora que decidió quedarse con su querido demonio. ¿Qué pasará con esa prohibición? Con esa profecía... 

- Señor Sesshomaru ¿Qué pasará ahora? - preguntó mientras en su mente se cruzaban distintos problemas que no sabía si tendría que enfrentar o no. - 

- Haremos pública nuestra relación en el palacio. Nadie podrá oponerse a ello. - respondió sin flaquear. - Una vez que se sepa, ocurrirán problemas mayores. Tenemos que estar preparados para enfrentarlos - confesó con seguridad en la voz. Rin levantó la mirada para ver su rostro. Su gesto era sereno como siempre. Recordó todo lo que le contó Mie sobre la prohibición que tienen los Inuyokai de casarse con otras razas. Sobre lo que harían los Lores...

Un año de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora