La Marca (parte 3)

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- La respuesta es obvia - dijo nuevamente Inu Kimi. - Sesshomaru no tiene oportunidad alguna contra los tres. - Su respuesta no fue tan sorpresiva para Seiwa. Él también se esperaba algo así. - Si los enfrentara uno a uno, definitivamente ganaría. Pero contra los tres... No tiene probabilidad alguna de ganar. - dijo con mucha seguridad.

- Eso está por verse - dijo Sesshomaru llegando hacia ellos. Había escuchado la absurda conversación de su madre y el idiota de Seiwa.

- ¡Señor Sesshomaru! - Rin se acercó a él preocupada. Jaken también lo hizo.

- Una gran batalla como siempre, amo Sesshomaru - decía el pequeño demonio. El daiyokai bajó su mirada hacia Rin.

- ¿Se encuentra bien? - le preguntó preocupada. Aunque no quisiera hacerlo Sesshomaru desvió su mirada, su gesto era frio y serio como siempre.

- Esa herida no me afecta en lo absoluto. - dijo con tono frio para aparentar.

Seiwa veía de reojo como Rin volvía a prestarle atención a Sesshomaru. Volvía a preocuparse de él nuevamente. Suspiró intentando no sentirse afectado por eso. Lo más probable era que lo hacía porque ella era una persona que podría fijarse mucho en el bienestar del resto. Solo por eso.

Seina se acercó a Sesshomaru y lo tomó de su armadura. Lo vio con los ojos llorosos y el ceño fruncido.

- Oye, todo el presupuesto del palacio se gastó en mantener tus jardines bonitos. Ahora hay que hacer nuevas cuentas para reparar lo que destruiste. - se quejaba Seina. Estaba demasiado cerca de Sesshomaru, él notó que Rin estaba haciendo un leve puchero intentando disimular su molestia. El daiyokai frunció el ceño. No estaba de humor ni tenía la cabeza para lidiar con esas cosas. Tomó la muñeca de Seina y la hizo soltarla sin usar mucha fuerza con ella.

- Entonces haz esas cuentas. No me molestes con tonterías - le dijo fríamente. Seina lo soltó y se cruzó de brazos molesta.



No muy lejos de ellos, Toba seguía viendo con mucho rencor a Sesshomaru. Por un momento sintió que sería derrotado por él y eso lo llenaba de ira. Le hizo recordar a aquella vez que peleó con Tōga. Notó como Sesshomaru volteaba nuevamente y lo veía con su estupida expresión seria de siempre.

- Vete de mi palacio, Toba. No te lo repetiré una tercera vez. - ordenó. Los tres Lores vieron a Sesshomaru. Murakami empezó a hablar.

- Lo mejor es que hagas caso Toba. Ya has cometido demasiadas tonterías en estos dias. Solo vete y tranquiliza a Sesshomaru. Sabes que no podemos arriésganos a tenerlo en nuestra contra. - intentaba convencerlo el Lord del Este. Toba entrecerró los ojos viendo con molestia a Sesshomaru. 

Realmente, tener a Sesshomaru en su contra no le importaba. Sabía muy bien que lo que Murakami y Baretsu querían era simplemente controlarlo como nunca lo lograron con Inu no Taisho. Hasta este punto ya deberían darse cuenta que Sesshomaru no se dejaría controlar como ellos querían. Toba tampoco quería seguir en ese asqueroso palacio. Ya había tenido suficiente. Avanzó unos pasos hasta acercarse un poco más a Sesshomaru que estaba en frente de todo ese grupo de idiotas. Pero, notó que la sirvienta que le pertenece estaba ahí también. Era muy oportuno. Solo tenía que llevársela.

- Me iré - dijo con su voz gruesa. Dirigió su mirada hasta la joven demonio de cabellos dorados. - Tú - la llamó. Vio como la sirvienta se escondía detrás de un inútil - Muévete, te iras conmigo - ordenó.

Al escucharlo decir eso Rin tuvo miedo. Por un segundo creyó que realmente se llevarían a Mie, volteó hacia ella, estaba detrás de su hermano. Si ya fue marcada por el Señor Sesshomaru entonces eso significaba que ya no tenía que acompañarlo al Norte. La señorita Seina se interpuso entre la mirada de su padre a Mie.

Un año de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora