Un aroma peculiar

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Jaken volaba en el lomo de Ah-Un siguiendo a Sesshomaru que estaba adelantado por varios metros. Hace horas que habían partido del bosque de cerezos siguiendo el séquito de la princesa humana Akiko, donde se encontraba Rin. El yokai del báculo de dos cabezas se encontraba nervioso y también confundido. No estaba seguro del porqué su amo decidió interrumpir el viaje cuando a penas llevaban un mes viajando. Ni siquiera le explicó. Lo que le parecía más problemático sería la reacción de Rin cuando se entere pero... ¿Ir al Oeste? No podía entender, si su viaje terminó ¿Qué había que hacer en el Oeste? Hubieran empezado por ahí en vez de viajar por el norte. Quería preguntarle pero... no se atrevía. Su amo se tomó la molestia de seguir a ese séquito de humanos donde Rin se coló para seguir a la princesa esa, solo siguiéndolos... su silencio lo aterraba porque a cada hora que pasaba sin decir ni una sola palabra, sentía que su amo Sesshomaru se enfadaba más.  Podía solo ir de una vez y traerla a la fuerza pero no lo hacía.  A veces su amo Sesshomaru parecía no pensar bien las cosas. Jaken sintió un escalofrío al notar la mirada de reojo llena de odio de su amo. 

- No dije nada amo bonito. Usted es muy sabio, nadie toma las mejores desiciones mas que usted. - halagaba con miedo. Sesshomaru lo ignoró.

Y las sensaciones de Jaken no estaban equivocadas. Sesshomaru estaba realmente enfadado. Primero, había recibido la ofensa por parte de los otros Lores inuyokai que osaban querer amenazarlo con quitarle la región que le pertenece. Después, se da con la sorpresa de que Rin lo dejó por una insignificante princesa humana, con la absurda excusa de hacerlo por Kohaku. Como si eso le importara en lo más mínimo. Estaba llegando al límite de su paciencia y no podía tolerar algo así. 

Ya lo había decidido. Después de horas de pensarlo en esas montañas, decidió que iba a llevarse a Rin con él a su palacio en la región Oeste. Viviría ahí el resto de su vida humana, como su protegida, no le faltará nada, el clan tampoco podría hacer algo en contra de ella. Nadie podría. Solo, lo único que le resultaba un impedimento era la reacción de Rin... No sabía como podría asimilar vivir de ahora en adelante como una noble de un palacio...

De todas formas, tenía que separarla primero de esos humanos con los que decidió juntarse. Pero no caería tan bajo como para tener que llevársela a la fuerza frente a ellos. Ella es quien debe de volver por sí sola. 



El tiempo siguió transcurriendo hasta que el atardecer daba paso al cielo oscuro. No muy lejos de los demonios volando entre las nubes, Rin se encontraba dentro del palanquín con la princesa Akiko y la mujer Majime. Los dolores y malestar que sintió desde el día anterior se hicieron mucho más fuertes. Tenía su mano encima de su vientre para intentar aliviarse, finalmente, después de algunas horas el dolor estaba cediendo. Ni siquiera se le pasó por la cabeza que su periodo llegó. En uno de los descansos que hicieron a lo largo del día, Majime la ayudó dandole un brebaje para el dolor y los malestares. Rin se sintió aliviada de haber tomado la decisión de irse con la princesa, la simple idea de lidiar con su periodo cerca del señor Sesshomaru la llenaba de vergüenza. Él tenía los sentidos desarrollados más que cualquier otro ser y probablemente se daría cuenta de ese cambio. Ojalá se equivoque y realmente él no perciba nada. Suspiró. Una sensación en ella le decía que el Señor Jaken había hecho enojar al Señor Sesshomaru, lo más probable es que fue por su culpa. 

- ¿Te sientes mejor Rin? - le preguntaba con preocupación Majime mientras peinaba el largo cabello castaño miel de Akiko. Rin asintió. 

- Sí, el dolor está desapareciendo. Muchas gracias. - agradeció. El palanquín no era muy grande pero sí tenía el suficiente espacio para que las tres estuvieran cómodas. Rin miraba curiosamente como Majime peinaba a Akiko, era una mujer demasiado agradable. En las horas que viajó con ellas dos las conversaciones no pararon. Le contaron tanto que se enteró de muchas cosas. Una de ellas fue la edad de Akiko, tenía quince años. También le contaron la relación entre las dos. Majime fue la nodriza de Akiko luego de que su madre muriera y también es su actual institutriz. Estuvo toda su vida al lado de la princesa, desde que nació. Akiko no tiene hermanos y al parecer tenía una vida muy ocupada siendo princesa. Pero también hubo cosas que a Rin le parecieron tristes, a Akiko su padre la protegía mucho. No le permitía salir de su mansión. Y, tal vez lo más triste... se enteró que la comprometieron con el hijo mayor del Daimyō de la capital del Norte, el príncipe Date Takemune, hace menos de un mes. Akiko ni siquiera lo supo hasta un día antes de partir... por eso nunca se lo dijo a Kohaku... y él no pudo llegar a tiempo... 

Un año de primaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora