CEREMONIA DEL OSCAR EN PANDEMIA

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CEREMONIA DEL OSCAR EN PANDEMIA

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CEREMONIA DEL OSCAR EN PANDEMIA

Hoy, domingo 25 de abril es la 93ª entrega de los premios Oscar que dada la pandemia se hará de una forma totalmente atípica. Aparentemente sin alfombra roja y desde diversas locaciones de Los Ángeles; se dice que desde la Union Station (la estación de trenes más importante de L.A.), pero también desde París y Londres y por supuesto desde el emblemático teatro Dolby de Hollywood. Los premios de la Academia de las artes y ciencias cinematográficas, o también conocidos como los Academy Awards, son considerados el máximo reconocimiento para los integrantes de toda la industria cinematográfica y la ceremonia en la cual se entrega dicho galardón capta mi atención desde pequeño, cuando sentado al lado de mi madre disfrutábamos de la transmisión televisiva con los comentarios de la inolvidable María Romero. Desde entonces, y en forma invariable, año tras año, he intentado no perderme dicho evento, y éste domingo estaré viendo, con la misma cuota de interés de siempre, cómo la academia va premiando a los suyos. Observando ojalá algo de glamour, que el virus haya dejado, y disfrutando de un show cómo sólo los norteamericanos saben hacerlo, aún con las dificultades de estos tiempos.

En una portentosa película que dirigió Clint Eastwood llamada: "Cazador Blanco, Corazón Negro", el personaje encarnado por Eastwood, ni más ni menos que inspirado en el director John Huston, realiza una férrea defensa cuando alguien en forma desdeñosa se refiere a "Hollywood", cómo si se tratara de una fábrica de salchichas. Es verdad que en esto hay mucho de prejuicio, y probablemente las películas ganadoras del Oscar no han sido siempre del gusto de la cátedra y de la crítica. Recordemos solo a modo de ejemplo que el año 1977 ganó como mejor película Rocky, dejando en el camino a, no se pierdan, Taxi Driver.

Bueno, nada de eso me importa. En absoluto.

Hollywood y lo que representa, incluido esta premiación ha sido por lejos una fuente inagotable -aunque cada vez menos, también hay que decirlo- de emoción y placer cinéfilo, por lo que sin asomo de culpa, ni pudor me sumerjo en la magia de las luces, la belleza, el mal gusto, los excesos, e incluso la vergüenza ajena que producen algunos discursos de agradecimiento de los ganadores durante la premiación.

Mi corazón esta vez estará con una película finlandesa llamada Druk, Otra Ronda en español, que postula cómo mejor película extranjera. Tiene una gran premisa (vivimos con 0,5 grados menos de alcohol en la sangre), momentos inolvidables y emotivos, abundantes shots de vodka y un actuación estupenda de Mads Mikkelsen cómo un profesor de historia que ha perdido la chispa y la fe. Por favor véanla.

En esta ocasión además, tenemos cómo bonus track el que una película chilena está de candidata en la categoría de mejor documental. Después de Historia de un Oso, Oscar a cortometraje animado el año 2016 y Una mujer fantástica, Oscar a mejor película extranjera el año 2018, El agente topo a mi entender tiene ciertas posibilidades de alzarse con el máximo trofeo. Sin ser una gran película (o documental para estos efectos) cuenta con un extraordinario protagonista, una atractiva y original historia que es capaz de emocionar sin manipular, pero sobre todo al igual que Una mujer fantástica, es capaz de ser una película de su tiempo; o sea de dar cuenta de un grupo, en este caso los adultos mayores que producto además del confinamiento mundial se han visibilizado mucho más, mostrando el abandono y la soledad en que muchos de ellos viven. Todo un logro de su realizadora Maite Alberdi.

Ahora, si me preguntan cuál es el momento que más me gusta de toda la ceremonia, por lejos es, cuando la academia le rinde un homenaje póstumo a aquellos miembros de la industria que fallecieron durante el año, proyectando imágenes o escenas memorables de ellos, mientras los espectadores en el teatro, se quedan en un respetuoso silencio, sólo interrumpido de tanto en tanto por algunos espontáneos y cálidos aplausos de despedida. A pesar de que muchas veces uno ya sabe que tal o cual actor o actriz falleció no deja de ser emotivo encontrarse nuevamente con aquellos rostros que te brindaron momentos de genuina emoción, en inspiradas actuaciones, en memorables películas y que te ayudaron a hacer más tolerable las sinuosidades absurdas y muchas veces arbitrarias de la vida, haciendo con su arte, a este mundo, un lugar muchísimo mejor.

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