EDUCACIÓN Y PANDEMIA

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EDUCACIÓN Y PANDEMIA

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EDUCACIÓN Y PANDEMIA

El secretario de Educación de Estados Unidos, Miguel Cardona, calificó el pasado lunes los resultados de la Evaluación Nacional de Progreso Educativo (NAEP), también conocida como la Libreta de Calificaciones de la Nación, como "espantosos e inaceptables", en una conferencia de prensa.

La NAEP evalúa la competencia en lectura y matemáticas de los alumnos de cuarto a octavo básico y cuyos puntajes bajaron, especialmente en matemáticas donde la caída fue dramática, tras los años de interrupción del aprendizaje por la pandemia. "Este es el momento de la verdad para la educación "señaló el ministro.

Los resultados pintaron un panorama sombrío de los estragos que los años de la pandemia, el cierre de los colegios y el ausentismo a clases causaron en el rendimiento de los estudiantes.

Sinceramente no me imagino a nuestro actual ministro Marco Antonio Ávila diciendo algo ni de cerca parecido, pero no hay nada que haga pensar que la situación educacional en nuestro país sea mejor. Setenta semanas cerrados los colegios, entre otras razones por la tozudez ideológica del colegio de profesores, nos situaron en los primeros lugares en el ranking mundial de ausentismo escolar. Sumemos a este desolador panorama la destrucción diaria que sufren colegios emblemáticos como el Instituto Nacional o el INBA, o el término del aporte a los liceos bicentenarios que anuncio el gobierno.

El año 2008 cursé un magister en docencia en educación superior. Dentro de los conocimientos que adquirí, prontamente me enteré de la importancia para el desarrollo posterior de las habilidades y capacidades tanto físicas, afectivo sociales y cognitivas que tiene la educación preescolar. Ahí está verdaderamente la madre de todas las batallas. En general no existe mucha conciencia de lo relevante y eficaz que es invertir en ella. Sin embargo, los presupuestos en esa área siguen siendo bajísimos. Lamentablemente y debido en particular a la generación que nos gobierna y a la clase política que claudicó frente a sus demandas, tenemos una política pública que gasta muchísimo dinero dando gratuidad en la educación superior a jóvenes que no entienden ni lo que leen.

Me entero que un 96% de los estudiantes de 1ero básico no conocen las letras del alfabeto, según un estudio de la Universidad de los Andes que comparó el desempeño de los niños y niñas entre 2018 y 2022 publicado también esta semana. Esto implica en simple que no son capaces de leer alguno de los libros indicados para su edad. Además, el mismo estudio evidenció que "lo que vemos hoy es que los estudiantes de 4to básico tienen un nivel de comprensión lectora de 1ero básico", así lo señala una de las investigadoras, Carolina Melo.

Lo otro que también aprendí en ese magister fue que la diferencia en el aula la hacen los profesores. No solo importan sus aptitudes disciplinares. El cómo enseñan y cómo se relacionan con sus estudiantes marca una gran diferencia en el proceso de aprendizaje. Un sistema educacional, cualquiera sea éste, nunca va ser más que sus profesores. Hay que poner el foco en ellos. Lo he podido comprobar empíricamente ahora en el colegio de mi hijo. Los grandes profesores que él ha tenido han hecho la diferencia en su crecimiento académico y también como persona. El domingo pasado fue el día del profesor. Vaya pues mi homenaje a esos profesionales en su abnegada tarea, a pesar de que día tras día funcionarios públicos del estado de Chile se esmeran en quitarles los patines al sistema educacional chileno, según la desafortunada metáfora del entonces ministro de educación de la presidenta Bachelet, Nicolás Eyzaguirre.

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