IRLANDA EN PANDEMIA

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IRLANDA EN PANDEMIA

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IRLANDA EN PANDEMIA

¿Será por nuestro pasado común, tan ferozmente católico? ¿Será porque Belfast y Dublín se parecen en algunas zonas sospechosamente a Santiago? ¿Será porque nuestro padre de la Patria tenía un padre irlandés, por lo tanto, todos nosotros simbólicamente descendemos de él y en cierta forma nos sentimos también unos "huachos"? No tengo idea, pero todo lo que venga de Irlanda me atrae intensamente. De Joyce a The Pogues, de U2 a Sinéad O'Connor, de la cerveza Guinness a la lucha fratricida del IRA, del día de San Patricio a esas increíbles praderas verdes. Y ha sido a través del cine principalmente, donde he podido obtener aquello que misteriosamente anhelo.

Pienso en eso a raíz de la última película que vi esta semana: Los espíritus de la isla, una oscura tragicomedia situada en la Irlanda de principios del siglo XX que me encantó y que acaba de obtener 3 globos de oro entre otros para un estupendo Colin Farrell como mejor actor. Nuevamente los mismos insumos que me sedujeron ayer, estaban presentes en esta película hoy: la música, la religión, los acantilados, el carácter, las leyendas, el romance fallido, la guerra civil, el alcohol.

Recuerdo que mi madre me habló de pequeño cuánto le había gustado La Hija de Ryan (1970), donde una mujer casada con un humilde maestro tiene un escandaloso amorío con un soldado británico en la Irlanda de 1916. En mi caso, creo que todo partió con Desde ahora y para siempre (1987) la excepcional adaptación testamental de John Huston para el cuento Los Muertos de Joyce, donde las señoritas Morkan celebran el día de Epifanía en una concurrida cena. Entre los invitados está Gabriel, sobrino de las anfitrionas, cuya atractiva esposa recuerda a un antiguo amor de juventud, todo por culpa de una canción. Una maravillosa película que nos permite reflexionar sobre el pasado y la fugacidad de la vida. En El nombre del padre (1993), En el nombre del hijo (1996), y The Boxer (1997) conforman por otra parte, una magnífica trilogía política que me sacó más de una lágrima en su momento, por la inevitable identificación con el clima político y combativo, similar al que tuvimos en dictadura. De otra forma, pero igualmente sorprendente El juego de las lágrimas (1992) impactaba en nuestra conservadora sociedad con la historia de amor entre Fergus, un rudo miembro del IRA y la novia de un soldado británico al que se le ha ordenado ejecutar. Un año antes The Commitments (1991) me había trastornado con la inolvidable historia de un grupo de muchachos de un barrio obrero de Dublín que arman una banda de soul. Esta película, junto a Once (2007) otra cinta musical mágica y encantadora están entre mis favoritas.

Las cenizas de Ángela (1999) y Brooklyn (2015) tocaron el complejo tema de la masiva inmigración irlandesa, ambas curiosamente en un sentido inverso (de USA a Irlanda) no con tanto acierto, pero son películas que claramente se dejan ver. Lo mismo vale para Belfast (2021) la fallida apuesta de Kenneth Branagh, donde intenta recrear lastimeramente su infancia en la tumultuosa Irlanda del Norte de finales de los años 60.

Pura entretención, pero de buen nivel fueron Juego de Patriotas (1992) y Enemigo Íntimo (1997) que tocaban el peliagudo tema del grupo terrorista IRA, ambas protagonizadas por un sólido Harrison Ford.

Finalmente, y separadas por 30 años una de la otra, pero comunicadas por el hilo invisible de la calidad, por lo portentosa de sus historias, lo extraordinario de sus actuaciones, y el amor a Irlanda y sus tradiciones, pero también cruzada por ese inevitable destino trágico que pareciera atraviesa a su gente, está la película Tiro de gracia (1990) y la serie Normal People (2020), los mejores ejemplos de eso que me gusta llamar el estilo Irish. Esta última, en apariencia una simple serie sobre adolescentes, crece y crece capítulo tras capítulo para transformarse en una aguda observadora de los devenires amorosos de la pareja protagónica, siempre sumergidos en la búsqueda del sentido y del amor para sus vidas. Mientras que Tiro de gracia (State of Grace su nombre en inglés, que le hace más justicia) la obra maestra de Phil Joanou, ambientada en New York, sobre la mafia irlandesa, habla de lealtades quebradas, recuerdos de infancia, amistad y amores de juventud, todo cruzado por el alcohol, la religiosidad y la violencia y con una escena final gloriosa que transcurre durante el desfile del día de San Patricio, mientras suenan estridentes las agudas gaitas y flamean las banderas verdes, como un magnifico telón de fondo de la tragedia que se avecina.

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