CORRER EN CUARENTENA

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CORRER EN CUARENTENA

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CORRER EN CUARENTENA

Pienso, que la vida te puede cambiar los hábitos más no los gustos. Siempre me ha gustado la actividad física, pero por lo menos hasta los 38 años si me decían test de Cooper, podía huir despavorido a esconderme. El trote no estaba para nada dentro de mis aficiones; lo miraba con distancia, lo encontraba medio fome, y sinceramente no me imaginaba esto de correr y correr muchos kilómetros. Era algo completamente ajeno a mis posibilidades e intereses. Me contentaba con ir al gimnasio, su clase de spinning, su patada y puñete en Body Combat.

Pero sucedió un evento -fundamental- en mi vida que me hizo alejarme del gimnasio. El nacimiento de mi hijo Imanol. Así, con nuevas responsabilidades era escaso el tiempo para darme esos atracones de gimnasio, por lo que sin pensarlo muy bien y ante el deseo de retomar alguna actividad física llegué al running.

Recuerdo nítidamente cómo estuve pegado muchas semanas sin poder pasar la "mítica" barrera de los 5 kilómetros corriendo, una distancia que ya me parecía una enormidad. Casualmente justo ese verano se realizó una corrida auspiciada por Brooks de 5km en la cual me inscribí, experimentando por vez primera la emoción que se da tanto en el momento de la partida cómo luego al cruzar la meta en una carrera bien organizada. Después además hubo una premiación y como si fuera poco salí ganador de un bolso y de un set de bebidas energéticas y que me lo entregó, no se pierdan, nada menos que el legendario Cristián Bustos. Cómo supondrán no hubo mejor aliciente para iniciar en serio mi carrera de runner.

Si la vida está hecha de pequeñas casualidades, también esta hecha de pequeños guiños de humor. Resulta que hubo un incidente, anecdótico, pero decisivo, en esto de empezar a correr más lejos y ponerme nuevas metas y fue el hecho de leer la noticia que Joaquín Lavín no sólo participaba, si no que cruzaba la meta de la maratón de Nueva York. Encontré tan sorpresivo que un político, algo ñoñó en la amplia acepción de la palabra, emprendiera tamaño desafío físico y que además lo lograra. Nada sabia entonces de las cualidades necesarias, no sólo físicas, para emprender tamaña aventura: una cuidadosa estrategia, una cuidada planificación, enorme disciplina, gran perseverancia, y una muy buena fortaleza sicológica, pero reconozco que fue el estimulo para intentar hacer lo mismo.

Así en abril del 2009 corrí mi primera maratón, mis primeros 42km, sintiendo toda la felicidad del mundo al llegar a la meta en la prueba madre del running. Desde entonces he continuado corriendo con más o menos entusiasmo. Pero, además de los beneficios y las diferentes motivaciones que tiene un runner para aplanar las calles y que repetiré acá, me gustaría referirme solo a dos aspectos que ahora en tiempos de pandemia se han producido. Fruto de la franja deportiva establecida, la Municipalidad de Viña y su brazo deportivo La ciudad del Deporte, tuvo la feliz ocurrencia de cerrar una de las pistas de automóviles por todo el borde costero de Viña para poder hacer práctica deportiva. Junto a eso, quince años después de mis primeros trotes, ahora convencí a correr al causante de esta pasión, mi hijo, y junto a lo maravilloso que es compartir con él está el hecho de poder hacerlo en un ambiente alegre y multicolor, que es lo que se produce entre toda la gente que se reúne que no es poca. El segundo aspecto a destacar, y que me fascina es la posibilidad literal de tomarse un trozo de tu ciudad. Esto último lo encuentro no solo un bello gesto cívico y de lo más democrático sino que incluso lo encuentro casi un acto poético. El hecho de que la ciudad (tú ciudad), te permita usar y correr por sus calles, que es una sensación totalmente diferente a correr por sus veredas; te proporcione seguridad y señalética, y que además el resto de la ciudadanía vea cómo los espacio públicos son copados en una actividad deportiva y recreativa y con la posibilidad cierta de que el resto se motive a realizar algo similar produce las mejores emociones y es algo del todo digno de imitar y ojalá mantener.

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