PERDÓN Y PANDEMIA

34 0 0
                                    


PERDÓN Y PANDEMIA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

PERDÓN Y PANDEMIA

Perdonar es divino. Gustavo Cerati

A: Enviaron a un niño al reformatorio...por meter repetidamente lápices con goma de borrar en el trasero de un hámster.

B: ¿Por qué alguien haría algo así?

A: Le gustaba como se le salían los ojos.

B: ¡No!, ¿Porque lo encierran?, Necesita ayuda...no debieron encerrarlo.

A: Violó a un hámster con un lápiz...

B: Pero, es obvio que no es feliz. La gente feliz no hace esas cosas...de todos modos esa es la razón porque le ponen gomas de borrar a los lápices.

A: ¿Para violar a los hámster?

B: No. Porque la gente comete errores...

El dialogo anterior corresponde a una escena de una de mis series favoritas en esta pandemia: Fleabag. Cuando la vi fue una especie de sacudón. En un diálogo desfachatado y en apariencia sin importancia, se deslizaba una afirmación tan evidente, y contundente como difícil de aceptar. Todas y todos cometemos errores. Algo que se torna una verdad del porte de una catedral, si se lo piensa bien, se vuelve curiosamente muy difícil de admitir cuando se trata de perdonar. Pareciera como que de pronto cada uno de nosotros se volviera un ser absolutamente perfecto.

Hay una frase muy potente que la he escuchado por largo tiempo a nivel de sociedad. Ni perdón ni olvido. La acepté y la repetí. Hoy la tengo en revisión. Conozco también otros casos, ahora individuales en que el perdón se torna algo movedizo, esquivo y difícil de enfrentar. Yo mismo he estado en ese bando. El de pasar la cuenta a algo o alguien de lo infeliz que nos ha hecho y quedarse pegado ahí. Cuando se trata de los afectos pareciera que se vuelve una tarea aún más compleja. Perdonar al otro o a la otra que te hizo sufrir. Que te traicionó. Que te dejo de amar. El perdón a los padres también es otro tema espinudo. Y uno de los más vitales para proseguir. Para estar en paz. El perdón a tus hermanos(as) que te abandonaron, a tus amigos(as) que no estuvieron a la altura. A tu país que te dio la espalda. A ti mismo, porque sientes que fallaste. El perdón finalmente a la vida, que a veces te puede golpear duro.

En la psicología positiva he descubierto una mirada en que el perdón se hace esencial para avanzar. El perdón es un auto regalo que te haces a ti mismo. Te sirve para liberarte. Perdonas en el fondo a la vida (aunque realmente, y aquí está lo interesante, no hay nada que perdonar), porque la vida no tiene nada en contra de ti. Básicamente porque la existencia en este mundo tiene situaciones que te dan alegrías y tristezas. Y tiene personas que te dan alegrías y te dan tristezas y tú estás en ocasiones en uno u otro lado. Es también, en cierta forma, renunciar a un pasado que te ha dejado anclado al recuerdo, al resentimiento, al odio, a la rabia, a la pena, e inventarte un futuro con muchas más posibilidades, pero ahora desde emociones más provechosas. Es un acto finalmente sobre todo de inteligencia emocional, de práctica de conciencia y enfocado hacia ti mismo.

Cuando perdonamos, aceptamos, soltamos, y con ello en cierta forma trascendemos a una nueva vida de nuevas preguntas, con más paz, plenitud y amor.

RELATOS DE CUARENTENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora